Voto democrático y paz

Roberto Castro Ch.

Roberto Castro Ch.

En el modelo democrático se parte del supuesto que en principio el voto es un pacto legal, político y social, realizado entre el elector y un partido político, representado por un candidato a la presidencia. El contrato es simple, el elector emite su voto a favor del partido, que en otras palabras implica ceder su porción personal de soberanía nacional, a favor del candidato; el compromiso es simple el candidato al asumir la presidencia debe cumplir con su parte del compromiso, que es sencillamente hacer efectivo lo que en campaña ofreció al elector para que éste emitiera el voto a su favor.
Hasta este punto no hay problema, la complicación se da cuando el presidente no cumple con los compromisos, proyectos o programas ofrecidos para obtener el voto del elector. O sea, el presidente no cumple con lo prometido, pero el elector ya le entregó al presidente algo que no le puede retornar. Recordemos que el presidente lo que recibe es el poder formal de la República, en representación de los electores, en este caso lo que procede es que el elector que se siente burlado disponga del mecanismo legal que obligue al presidente a cumplir o en su defecto que exista un medio para que el presidente abandone su posición dado el incumplimiento.

El tema que tenemos en discusión es si le dejamos algún recurso legal o práctico al elector para que reclame con éxito en el caso que el presidente incumpla, por cuanto al no haber recurso legal establecido, el elector no cuenta con instrumento alguno para reclamar el incumplimiento del presidente. Visto lo anterior, si el legislador no otorga algún instrumento para que el elector haga valer su posición, o como se acostumbra a señalar “haga valer su derecho”, ¿o es que el elector no tiene derechos? En este caso el pueblo acude a las vías de hecho que implica el rompimiento de la paz social.

La violencia que se está presentando en países hermanos gira alrededor del voto y los electores, algunos países acomodan los mecanismos electorales de tal manera que los electores quedan condicionados a emitir votos inducidos hacia un destino previsto, lo que implica que el mecanismo electoral no está previsto para respetar la democracia electoral, sino para que el régimen convoque a elecciones únicamente para legitimar la posición oficial y hablar de elecciones libres, cuando sabemos que son modelos viciados para que respondan a intereses grupales.

En otros casos utilizan mecanismos electorales aparentemente transparentes, pero las políticas públicas que aplican están cargadas de objetivos difusos que logran doblegar las expectativas de la sociedad donde están implícitos principios como la dignidad humana, esa condición es sostenible por algún tiempo, pero las verdades surgen a la realidad y se comprueba que esas políticas están basadas en engaños y supuestos inválidos.

El problema se da cuando las grandes mayorías comprueban que en ambos casos han sido engañados utilizando sus votos para consolidar modelos corruptos o sistemas que representan antinomias políticas como el caso chileno. Tenemos casos como el cubano identificado por don Pepe de sus inicios y denunciado como antidemocrático, el venezolano, el nicaragüense que utilizan los mecanismos electorales de manera fraudulenta y antidemocrática, votaciones que utilizan para perdurar dictaduras o prolongar gobiernos. Existen casos en los cuales se invocan justificaciones ideológicas, muy lejanas de constituir teorías en situaciones pragmáticas y que se usan como fachadas para justificar financiamientos de dudosa procedencia y modelos ampliamente corruptos.

Como conclusión podemos afirmar que el voto democrático es el mecanismo más consecuente para buscar la paz y la justicia social, sin embargo, se debe ser enfático en que cualquier modelo democrático a utilizar electoralmente debe necesariamente estar implementado bajo principios éticos y operado bajo procedimientos honestos que respeten la dignidad humana, por su parte los partidos políticos deben presentar planes y programas claros y concretos que presenten soluciones prácticas para solucionar los problemas sociales de la sociedad, además las soluciones propuestas deben ser realizables y no sueños inalcanzables.

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