Discurso 52 aniversario

Discurso del Expresidente de la República,
Ing. José María Figueres Olsen,
en el 52 Aniversario del Partido Liberación Nacional

José María Figueres

Amigas y Amigos:

Cuentan algunos fundadores de nuestro partido que, a principios de 1951, se reunieron en Ginebra, Suiza, don Pepe, don Chico, don Daniel y don Luis Alberto para conversar sobre la fundación del Partido Liberación Nacional. Hoy, al celebrarse 52 años de nuestro nacimiento, les escribo desde esa misma Ginebra para celebrar con Ustedes este gran acontecimiento.

El mundo atraviesa momentos difíciles y Costa Rica no se escapa de ellos. Comprendo que en estos tiempos de frustraciones acumuladas es difícil que la gente mantenga plena fe en los frutos de la política. Sin embargo, Liberación Nacional siempre ha ejercido la responsabilidad histórica de encabezar las grandes conquistas de nuestro pueblo. Sus hechos y realizaciones son los que nos han permitido avanzar por encima de otros países con iguales retos y recursos. Por eso hoy estamos en la obligación patriótica de ganarnos todos los días la confianza popular, aún en medio de un mundo que cambia aceleradamente. Podemos ganarnos ese respeto porque no hay duda que hemos probado ser un partido más responsable para gobernar, aún en tiempos adversos.

Cualquiera que incursione en la política puede caer en la tentación de administrar en lugar de gobernar. Los años recientes en nuestro país son una muestra palpable de esa lamentable realidad. Es una lástima que perdamos valiosos años mientras cambios vertiginosos en el mundo exigen liderazgos distintos y competentes, no necesariamente infalibles, pero que demuestren tener una clara conciencia del esfuerzo que se requiere para construir soluciones sostenibles a los retos nacionales. Ninguna respuesta a los desafíos de hoy es empresa fácil, como tampoco lo fue en el pasado; pero en todos los tiempos Liberación Nacional siempre representó la mejor alternativa para sacar adelante la tarea.

Por eso me preocupa que no siempre armonicemos entre nosotros. En algunas oportunidades gastamos nuestras energías en procurar destruirnos. Siempre será para mí incomprensible el descifrar las intenciones de queridos compañeros que parecieran dedicarse a esto, sobre todo cuando los hemos valorado por su decencia y ecuanimidad. Hoy que celebramos nuestro cumpleaños, abandonemos también esas prácticas. Dediquemos nuestro tiempo y nuestro pensamiento a reivindicar la nobleza de nuestra causa política.

De esa manera, podremos recordar lo que nos decía Don Pepe en cuanto a la estrella que debe guiarnos: el mayor bienestar para el mayor número. Esta justa aspiración debe seguir prevaleciendo como nuestro norte. Debemos pensar en una sociedad que refleje mucho mejor el principio de la solidaridad, donde cada persona sea un ciudadano digno independientemente de su condición social, económica o cultural. Donde sepamos ser capaces de construir una sociedad en que la fortaleza colectiva domine las carencias y debilidades individuales. Donde el éxito se alimente de los méritos y el esfuerzo tenaz de las personas. Donde el respeto por los demás se constituya en misión cotidiana para luchar contra la pobreza y la opresión en todas sus expresiones.

Don Pepe también decía que los dogmas y las ideologías a menudo representan la falta de ideas propias. Es más fácil encasillarse en las soluciones del pasado que buscar las puertas hacia el futuro. Es más fácil buscar refugio en lo conocido, que tener el coraje de innovar. Siempre resulta un gran desafío atreverse a cambiar, por más dura que sea la ruta, debemos querer ir más lejos, más rápido. Pero hay que despojarnos de los temores que nos impiden actuar de acuerdo a los verdaderos principios de equidad y solidaridad. Al final de la jornada sólo hay un camino cierto. Sin olvidar lo rescatable de nuestra memoria histórica, avancemos a paso firme.

Este es un partido que debe estar al servicio de la construcción de una sociedad que se enorgullezca de sus grandes conquistas, pero también de lo que puede hacer en conjunto para salir adelante; de una sociedad que no centre su atención exclusiva en el tener, sino en el ser que se nutre de lo que es posible hacer solidariamente con los demás y por los demás.

Este es el único liderazgo que nuestro partido puede ofrecer a un pueblo merecedor de un mejor destino. Y es, además, el único liderazgo que vale la pena.

¡Vive y avanza Liberación Nacional!

Cariñosamente,

José María Figueres Olsen

Ginebra, 12 de Octubre de 2003.

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