Haya de la Torre y la Internacional Socialista

…Ese es el nuevo destino de los nuevos partidos políticos modernos. Estamos frente a un mundo en gran contienda, en gran oposición de filosofías y de técnicas de políticas y de ambiciones. Pero nosotros necesitamos como posibles víctimas de una lucha que podría sobrevenir en el mundo, tener la mirada alerta para escoger nuestro camino sin caer en el vasallaje de ninguno de los bloques que puedan triunfar en el dominio universal…»

VRHT-Discurso Plaza San Martín, Lima 25-7-1957

Vìctor Raùl Haya de la Torre

Congreso Mundial de la Internacional Socialista

Caracas, Venezuela, 25 de Mayo de 1976
Discurso de Víctor Raúl Haya de la Torre

Señor Presidente Constitucional de Venezuela Señor Rómulo Betancourt; Compañeros de la Social Democracia de Europa y compatriotas de Indoamérica:

Este es el día final de la reunión que nuestro ilustre Presidente Barrios calificó en su discurso inicial de las labores de esta Conferencia corno «un encuentro sin precedentes». Es así y los nombres del Presidente Constitucional de Venezuela Carlos Andrés Pérez y de Willy Brandt tienen ya su puesto en la Historia con la convocatoria de esta Conferencia que debe ser considerada no como un medio para crear organización alguna, sino como la institucionalización del diálogo que debe regir entre el mundo desarrollado y el mundo en vías de desarrollo.

Es sin duda fundamental que por primera vez en nuestro mundo hayamos podido tener contacto con la Social Democracia Europea que representa a los pueblos más desarrollados y que con su actitud de advenimiento y comprensión ha dado el primer paso hacia una coordinación de esfuerzos cuyas proyecciones son impredecibles.

Permítaseme decir ante todo a los amigos europeos, que comprendo el interés por esta experiencia con nuestro mundo en desarrollo, y que estoy seguro que habrán de comprender la trayectoria de nuestra velocidad, todavía lenta, sin dejar de disculpar la intensidad y el calor de los debates, que ayer la Presidenta de esta Conferencia calificó como «the latin american temperament».

Y es que en realidad era necesario también que las Delegaciones de América Latina expresaran sus quejas, acaso sus reproches, frente a realidades tan patentes de desequilibrio e incomprensión. Pero estamos ahora dando el paso de la primera coordinación y ante posibilidades de un nuevo tipo de comprensión y de advenimiento. En este sentido y desde este punto de vista, nosotros los que hemos tenido ya forma avanzadas de intento de evolución y de intento de interpretación de las doctrinas europeas, creemos que este paso dado por la Socia! Democracia Europea significa para todo el mundo la posibilidad de un concierto, de una coordinación proyectada planetariamente en un sentido positivo.

En primer término, consideremos el lema de la Conferencia dado por nuestro ilustre amigo y compañero Willy Brandt: libertad, justicia y solidaridad. Libertad ante todo. Nosotros los Apristas decimos libertad con pan. Libertad con nutrición, con educación y sanidad. Libertad con la ayuda comprensiva de todos aquellos que nos han antecedido en la consecución de grandes fines económicos, en la posibilidad de un industrialismo moderno, y en la esperanza de que nuestros pueblos logren también sus niveles por el desarrollo y por la afirmación de nuestra soberanía serían utópicos.

Nosotros tenernos que aquilatar y analizar los principios que durante mucho tiempo han sustentado a los movimientos políticos de izquierda y de derecha en el nuevo mundo americano. Nosotros tomamos desde el comienzo corno ejemplo de la gran transformación que se estaba operando en nuestra América -como resultado de las nuevas ideas, de los nuevos conceptos y de las nuevas aspiraciones- a la gran revolución mexicana. Y sostuvimos que los principios para el cambio estructural en el orden social en nuestro Continente debían ser adaptados a nuestras peculiares condiciones.

Es singularmente importante que, nosotros consideremos esta distinción, esta necesidad de coordinación entre el mundo europeo desarrollado y nuestro mundo en vías de desarrollo. Es necesario exaltar el significado de esta posibilidad de diálogo. Tenemos faltas comunes. Pero tenemos que ganar nuestra propia experiencia y no quejarnos solamente, sino auto-analizar y auto-criticar nuestras propias deficiencias, nuestros particulares errores. Por ello es importante para nuestros pueblos una nueva dirección política, en el sentido de vitalizar principios fundamentales, que son los que ahora nos unen con los amigos de la Social Democracia Europea que avanzaron más lejos que nosotros y que llegaron a los altos niveles de los países civilizados.

Insisto en la libertad, en los principios de Democracia, en los principios de Justicia y, como dice nuestro amigo Willy Brandt, en los principios de solidaridad. En ese sentido nosotros hemos relativizado los postulados deterministas y dogmáticos que nos llegaban de Europa y nos enseñaban un ritual y un sendero para encaminarnos por la andadura de los cambios y aún de la revolución. Nuestros principios han sido propios, emancipados de toda imitación o intervención extra-continental. De allí que tomáramos como punto de partida la experiencia social de la Revolución Mexicana. Sus aciertos, sus errores. Y después, en la proyección de los años, la importante experiencia del pueblo venezolano que presidió en sitial de honor Rómulo Betancourt.

Reconocemos que algunos puntos de nuestro ideario deben ser tomados del marxismo clásico, como aquel de Engels que dice «nosotros llamamos socialismo utópico a todo intento de imponer el sistema socialista en países sin producción capitalista suficiente». A estos utopistas debemos recordarles el consejo que Goethe pone en el «Fausto» que aunque sea consejo de Mefistófeles, es principio porque el árbol de la vida, con todas sus grandes complejidades y sus grandes misterios, es aquel al que nosotros tenemos que considerar como árbol de nuestro destino.

Estamos por eso ante el comienzo de un nuevo diálogo. Europa debe mirarnos con buenos ojos, porque los indoamericanos somos lo que somos y seremos lo que debemos ser. Y este postulado nos acerca al relativismo más que al determinismo. Nos aproxima a la consideración de que todos los principios socio-económicos son universales pero de aplicaciones regionales. Relativismo pues, de principios absolutos. Absolutas son las necesidades humanas pero relativas son las formas de satisfacerlas. La relatividad se refiere al Espacio y al Tiempo de aplicación, a los campos gravitacional que surgen cada vez que una sociedad convierte un espacio geográfico en un espacio histórico, cada vez que el Hombre dialoga en su condominio con la naturaleza, cada vez que el esfuerzo humano va marcando la aceleración de un ritmo de tiempo. Y a ese tiempo se le denomina Tiempo Histórico.

Estos son los principios de una nueva filosofía para nosotros, que surgió con la experiencia de la Revolución Mexicana y con el espíritu y la invocación idealista de la Reforma Universitaria de 1918, a la que no fue ajeno el grupo renovador y precursor de la revolución venezolana que posteriormente fue confiada a Acción Democrática y estas experiencias deberían ser consideradas y estudiadas por todos aquellos que en América latina intentamos nuevos esfuerzos para realizar viejas esperanzas de justicia y soberanía.

Compañeros, compatriotas de América Latina: tenemos delante a los ilustres amigos de avanzada que quieren entenderse con nosotros. Que generosamente quieren comprendernos, y frente a ellos no debemos presentarnos sólo como víctimas con quejas y reclamos. No debemos aparecer únicamente como oprimidos y dependientes.

También podemos ofrecer el testimonio futurista de nuestra grandes posibilidades. ¿Es viable y valedera la democracia en América Latina? A esta pregunta los escépticos contestan que no. Los herederos y contagiados del fascismo y de las dictaduras y de los despóticos sistemas totalitarios de izquierda y derecha de la América Latina, que está llamada a no ser colonia de uno o de otro, responden negativamente. Estos son los intentos que percibimos y estas son, las tendencias que debemos contrarrestar.

La América Latina tiene que ofrecerle a Europa una experiencia precursora y esperanzadora de la Democracia. Somos un continente sin lucha de razas, sin conflictos religiosos, sin la multiplicidad de idiomas que a veces procuran y causan conflictos aún en los pueblos mas civilizados. Bélgica, Suiza y otros países pueden ser ejemplos pertinentes.

La lucha de razas lacera y conflagra al llamado Tercer Mundo, del cual yo considero que hay una variante, que es nuestro mundo latinoamericano que será siempre un Nuevo Mundo. Nuevo mundo aún en la experiencia que estamos viviendo de incorporarnos al desarrollo sin las graves y tremendas tragedias del Tercer Mundo. Estamos libres pues, de la lucha de razas y estamos conjugando a la vez un gran continente mestizo, ofreciéndole a la Humanidad una nueva raza: la que con no poca gracia ha llamado alguna vez nuestro compañero Rómulo Betancourt, una raza de café con leche.

Además hemos superado los conflictos y las contiendas religiosas. Y por más que a la iglesia intenten penetrarla o ella pueda ser infiltrada por las dos tendencias en pugna, nosotros creemos que con el pasar del tiempo se mantendrá nuestra unidad religiosa. El conflicto religioso racial que divide a israelíes y árabes es desconocido en América Latina, como tampoco existe el conflicto religioso que padece Irlanda.

El conflicto idiomático que lacera a Bélgica, por ejemplo, no es conflicto nuestro, ni tenemos los conflictos idiomáticos de quince lenguas en un solo país, como en la India donde Nehru se esforzó por crear un idioma nacional pero en la que se sigue hablando inglés, para luego ser traducido a los muchos grupos sociales.

Nosotros tenemos pues que ofrecer la esperanza de una fraternidad posible en un inmenso pueblo de más de trescientos millones de habitantes, que sólo tiene las deficiencias profundas del subdesarrollo, de la desnutrición, de los problemas de la explotación y de la dependencia. ¿Son superables estas dificultades?

Creemos que sí, pero por medio de una buena organización y un buen aprovechamiento de todas las grandes hazañas de los pueblos desarrollados, que mantienen su primacía creadora de pueblos que están a la avanzada. De allí que nosotros reconozcamos lo que llamamos la ambivalencia del imperialismo, que ahora nos permite hacer esfuerzos positivos para incorporarnos al desarrollo e integrarnos en parte dentro del mundo de la tecnología. Esta es la doble proyección del imperialismo. Por eso en el libro fundamental del Aprismo se dice: ¿Tratar con el Imperialismo? Sí.

¿Como tratar? He ahí la gran cuestión.

Esta es la concepción relativista de nuestro mundo y esta es la invitación que nosotros haríamos para que los pueblos en desarrollo de indoamérica puedan realmente intentar un sistema de coordinación con el mundo civilizado, pues la gran cuestión; quizás hemos comenzado a responderla aquí nosotros, al intentar este nuevo trato histórico de acercamiento entre los pueblos latinoamericanos y los pueblos desarrollados gobernados por los partidos socialdemócratas.

Amigos de Europa: éste es el primer esfuerzo, la primera jornada hacia la institucionalización internacional del diálogo, que los déspotas no permiten, que los opresores impiden. Este es el primer esfuerzo de ustedes hacia nosotros y de nosotros hacia ustedes para institucionalizar el diálogo y aprender, ustedes y nosotros, cómo es que hay que dialogar.

Compañeros Latinoamericanos: nos vamos a dispersar después de esta reunión histórica, nos vamos cada uno a nuestro centro de actividades, a nuestros países de sufrimiento y de dolor, en los que por muchos años manda el fascismo e impera la dictadura totalitaria ; de cualquier signo; corno dice la Resolución de esta Conferencia; pero nos vamos resueltos a luchar de nuevo por esos tres principios que hay que aprender a adaptar y adecuar a nuestra realidad: Libertad, Justicia y Solidaridad. Nos vamos bajo una nueva convocatoria. La que ha hecho Venezuela. La que ha traído y aplicado prácticamente con el espíritu glorioso del Libertador. Nos vamos pues, a emprender una nueva jornada de conocimiento de los unos hacia los otros. De entendimiento con Europa pues estamos unidos en la condenación del fascismo y del totalitarismo y dispuestos a luchar por la Libertad, la Justicia, el Antiimperialismo y, sobre todo, por lo que inquieta a nuestro compañero Betancourt: la moralidad política en el Gobierno y en la oposición. Todo ello bajo el espíritu tutelar de esta Conferencia que seguramente es el de Simón Bolívar.

Muchas gracias.

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