Por varios
Al asumir la Presidencia de la República en 1974, el lic. Daniel Oduber y el Ministro de Agricultura definieron las políticas que en el campo agrario deberían implantarse. Dos fueron las fundamentales: el campo ecológico y la política injusta de precios que venia golpeando a pequeños y medianos agricultores en Costa Rica.»
I. INTRODUCCION
Hoy publicamos en «Volver a Liberación» una amena narración de nuestro compañero Carlos Manuel Vicente titulada «La Huelga del Aguinaldo». Nos dice que dentro de las actuaciones del Lic. Daniel Oduber hubo muchos hechos que ponen de manifiesto su sensibilidad social y su capacidad visionaria. Especialmente estaba en juego la suerte que había de correr la Zona Sur, una de las más importantes zonas productoras del país.
La intervención del Lic. Oduber culminó con una serie de entendimientos positivos entre los trabajadores, el Comité de Empleados y la Compañía Bananera de Costa Rica y creó un ambiente de paz social y armonía que duró por más de diez años.
Rufino Gil Pacheco
II. POLITICA AGRARIA
Hernán Garrón
Ex-Ministro de Agricultura
En 1974, al asumir el Lic. Daniel Oduber Quirós la Presidencia de la República, discutimos qué políticas en el campo agrario deberían implantarse y coincidimos en dos fundamentales; el campo ecológico y enfrentar la política injusta de los productos de consumo popular, que venían golpeando a los pequeños y medianos agricultores de Costa Rica.
En el primer campo se cumplió ampliamente: Basta observar los parques, reservas forestales, reservas biológicas, refugios de vida silvestre creados en esa administración y todos los reconocimientos recibidos por el señor Presidente Oduber Quirós durante su Gobierno.
En el segundo campo cuando Don Daniel tomó el poder en mayo de 1974, el precio de los productos básicos, entre otros, era el siguiente:
PRODUCTO VENTA COSTO DE PROD. VENTA DIC. 74 Frijoles .75 lib. 1.40 2.25 Maíz .25 .45 .75 Leche .80 1.14 1.42
Esta variante que tomó 8 meses, costó mucho.
Existen las teorías equivocadas de que era lógico que esos productos se vendieran bajo el costo, con sacrificio de los agricultores y en beneficio de los consumidores. Se hizo campaña para convencer a los trabajadores de las ciudades que ellos estaban en la obligación de pagar un precio justo que cubriera los costos y dejara ganancia razonable para los agricultores. Nos encontramos la circunstancia que en Costa Rica ya se había dejado de sembrar frijoles, pues era más barato comprar el importado que costaba 1.40 la libra y se vendía al consumidor a 1.00.
En ese año 1974, se importaron 7 variedades de semilla de frijol de México, las cuales se distribuyeron en todo el país. Hubo críticas de la oposición pero complacencia de los agricultores, quienes produjeron en tal forma que un año después nos vimos obligados a exportar frijoles.
El Consejo Nacional de Producción (C.N.P.) tuvo que construir silos en forma rápida y hasta hubo necesidad de ocupar las escuelas para almacenar granos.
Se rompió ahí, por primera vez, el error de creer que el agricultor nacional tiene que vivir en la miseria para satisfacer al consumidor de las ciudades.
Hoy Costa Rica ha confirmado esa política introducida por el Presidente Oduber.
III. LA HUELGA DEL AGUINALDO
Lic. Carlos Manuel Vicente
Ex-Diputado
Dentro de las actuaciones del Lic. Daniel Oduber Quirós hay un episodio que pone de manifiesto no solo su sensibilidad social, sino también su capacidad visionaria, en una situación en que estaban en juego vitales intereses del país; y especialmente la suerte que había de correr la zona sur, una de las más importantes zonas productoras.
Retrocedamos al año 1959. La zona sur estaba dominada por los sindicatos comunistas y acababa de entrar en vigencia la llamada Ley del Aguinaldo, que obligaba a todas las empresas a pagar una suma adicional a sus trabajadores en el mes de diciembre. La Compañía Bananera de Costa Rica, que cultivaba extensas zonas en el sur, apeló dicho pago por razones legales, aduciendo que estaba exenta de impuestos y cargas no estipuladas en el contrato-ley. Hay que tomar en cuenta que la Compañía quería estar segura de que contaba con las suficientes garantías legales en sus operaciones en Costa Rica, ya que recientemente la revolución cubana había expropiado las empresas norteamericanas que operaban en ese territorio sin dar una compensación. De extenderse ese procedimiento, los intereses norteamericanos en Latinoamérica podrían correr el mismo peligro. Por eso, la empresa bananera decidió no pagar el aguinaldo hasta tanto el asunto no se dilucidara en la Sala de Casación. Unos nueve meses después la Sala votó unánimemente a favor de los contratos-ley o sea, por la tesis de la Compañía. Salvado este escollo legal, la empresa decidió pagar voluntariamente el aguinaldo.
Entretanto el recurso se resolvía, los sindicatos comunistas declararon la llamada «Huelga del Aguinaldo» en contra de la Compañía. Resultó ser una de las huelgas más largas y organizadas de nuestra historia, ya que duró 26 días. Durante ese lapso los dirigentes sindicales desencadenaron toda su furia. Trataron de controlar todas las actividades. Desataron una persecución tenaz e inhumana contra los trabajadores que no se plegaron a la huelga; intentaron el control de los centros importantes como las plantas eléctricas y la lechería y llegaron hasta querer impedir el ordeño de las vacas.
La situación estaba a punto de convertirse en un verdadero caos, lo cual causó una seria preocupación en un grupo de empleados administrativos. Consideraban ellos que sería una vergüenza que en el resto del país se creyera que ellos aprobaban lo que estaba sucediendo en la zona.
Surgió entonces la idea de una reunión que se realizó en el Distrito de Coto 47, entre empleados administrativos de la Compañía. Se acordó allí la formación de un Comité de Empleados para lo cual cada uno de los asociados debía aportar una suma módica y así financiar publicaciones en la prensa con las correspondientes aclaraciones ante la opinión pública. El resultado de esta iniciativa fue sorprendente; la afiliación de los empleados fue creciendo aceleradamente hasta formar un grupo de casi 600 personas. Las recaudaciones fueron creciendo entre los empleados administrativos de todos los niveles de la empresa. Esto permitió que se incrementara el número de comunicados en la prensa nacional, con lo que la gente del resto del país estuvo en capacidad de conocer la realidad y la forma en que estaban actuando los sindicatos. Lógicamente, esos comunicados provocaron fuertes polémicas con conocidos líderes comunistas, tanto por la prensa como por la radio. Esto llamó la atención de dirigentes políticos de todo el país sobre el Comité de Empleados. Causó especial interés en el Lic. Daniel Oduber, Hernán Garrón, Teodoro Quirós, Carlos Manuel Vicente y otros. Entre los Diputados que también se interesaron por la problemática de la zona, estaba Frank Marshall Jiménez. El realizó una gira por su propia cuenta, para conocer personalmente lo que sucedía y saber qué colaboración necesitaba el Comité de Empleados. El señor Marshall dio un gran respaldo a la labor de este grupo y puso gran empeño en que quedara debidamente aclarada la situación de la Compañía.
Muchos de los políticos mencionados se reunieron con el Comité y en una reunión en la casa de don Ricardo Neilly, en Ciudad Neilly, el Lic. Oduber calificó como muy oportuna y positiva la posición del Comité de Empleados, pero aclaró que si bien era necesario estimular esta clase de preocupación, también era necesario hacerlo con la conciencia de que, aunque trabajaban para una compañía extranjera, los intereses nacionales debían estar por encima de todo.
La respuesta fue realmente positiva. El grupo se constituyó entonces en mediador entre la Compañía y sus trabajadores, con una gran colaboración por parte de la empresa. Esto funcionó debido a que los empleados del Comité conocían muy bien a la compañía y la compañía había podido valorar en forma clara la lealtad y valentía con que ellos habían actuado, sin temor a las represalias de los comunistas.
Hubo posteriores reuniones y visitas con la participación del Lic. Oduber, durante las cuales se plantearon ideas e inquietudes. Don Daniel asumió la tarea de orientar al grupo y la compañía tomó muy en cuenta esa labor mediadora. Entre los más importantes programas que se desarrollaron estuvo la constitución de cinco cooperativas de ahorro y crédito, para fomentar y administrar el ahorro de los trabajadores y establecer por este medio, una positiva relación obrero-patronal. La organización permitió al mismo tiempo iniciar la eliminación de las diferencias tradicionales entre empleados administrativos y trabajadores de menor nivel dentro de la empresa, ya que todos estaban defendiendo intereses socioeconómicos comunes. Eso provocó un cambio total en la actitud de la administración que ahora veía en los trabajadores a compañeros con los cuales tenía una relación más personal y directa. Don Daniel puso todo su empeño en hacer conciencia sobre este tipo de organización, lo cual llegó a constituir una gran fuerza económica en la zona, por el gran volumen de ahorro que se logró en beneficio de los trabajadores.
Poco después se fundó la Federación Múltiple, primera en el país. Esta agrupó a las cinco cooperativas de ahorro y crédito de Palmar, Piedras Blancas, Coto, Laurel y Golfito, lo que les permitió entrar en negocios directos con la compañía. Se compraron a la Compañía tierras muy valiosas en Palmar Sur que pertenecían a ésta a pesar de que su negocio no era ni de ganado ni de lechería. Para esta operación se contó con el apoyo del Departamento de Cooperativas del Banco Nacional. Los negocios cooperativos se encausaron así hacia la rama agropecuaria, con la compra adicional a la Compañía de más de 3.600 reses.
En esa época funcionaba la Escuela Juan XXIII, dirigida por el presbítero Manuel Aguirre quien estaba muy interesado en llevar a la zona bananera líderes de pensamiento democrático, forjados en la doctrina social de la Iglesia para ir formando una fuerza democrática que hiciera frente a la penetración comunista. La Compañía colaboró enviando muchos trabajadores, pagándoles el salario y la manutención en las instalaciones de la Escuela en Curridabat. La idea era tanto combatir las ideas comunistas con gente preparada, como que además estuviera en capacidad de defender los intereses de los trabajadores. Esas personas se afiliaron a las cooperativas aunque en realidad las cooperativas tenían otra finalidad específica. Pero como estas organizaciones cooperativas habían logrado una unión real entre administradores y trabajadores, ellas facilitaron al Departamento de Relaciones Laborales de la Compañía, la armonía y el trabajar unidos en interés de la justicia social. Esto hizo que los egresados de la Escuela Social Juan XXIII resultaron eficientes colaboradores para llegar directamente a los problemas de tipo social y laboral. Esa formación de líderes democráticos fue decisiva en gran parte para llegar a aclarar la situación de los trabajadores.
Ellos conocían muy bien a sus compañeros de labor y sabían cómo llevarles los conocimientos de la doctrina socialcristiana y los fundamentos de la democracia. De inmediato los trabajadores comenzaron a reaccionar muy favorablemente hacia una política positiva, en que los mismos empleados ayudaban a que la Compañía fuera más justa en el tratamiento y las condiciones de la vida de los trabajadores. Se lograron arreglos directos con muy buenas condiciones salariales y otros aspectos importantes. Se comenzó a erradicar los barracones para construir casas unifamiliares. Se levantaron clubes de trabajadores. Se construyeron más escuelas dentro de los programas del Ministro de Educación. Se mantuvo además una serie de contactos con la administración pública, en lo referente a salud y trabajo. Esto sirvió para que el Ministro de este ramo asumiera en la zona su verdadera posición de mediador o conciliador entre la empresa y los trabajadores. Todo esto fue creando un ambiente de armonía que cristalizó en una paz social que duró 10 años.
Los integrantes del grupo de empleados del Comité fueron poco a poco ubicados en posiciones claves dentro de la Compañía, reconociéndoles su decidida contribución al logro de mejores condiciones para todos. Lógicamente se fortalecieron esas políticas en las cuales el Lic. Oduber tuvo una decisiva participación.
Por la orientación que como maestro en políticas económicas y sociales dio al grupo de empleados del Comité, por su amplio apoyo a la iniciativa de mediación entre la empresa y los trabajadores, y por las fecundas ideas que sembró entre todos sus integrantes, la zona sur, la clase trabajadora y el país en general, tienen una deuda más con el Lic. Daniel Oduber Quirós.
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