Rodrigo Facio: Pensamiento y acción
Notas para una evaluación Histórica
Por Eugenio Rodríguez Vega
Tomado de la Revista «Horizontes Cooperativos» Nº 14, 2003
con autorización de los editores
PRESENTACIÓN
Este trabajo es un aporte personal de don Eugenio sobre Rodrigo Facio, el gran pensador socialdemócrata. Consta de dos partes, que por su valor, hemos decidido publicar completo. Facio en su pensamiento y posiciones políticas, y Facio en sus diferentes facetas como persona. Este texto servirá de guía para todos aquellos que quieran tener una referencia de don Rodrigo Facio. Porqué además, recordemos que don Eugenio no hace solo un análisis y un recuento a partir de referencias, sino que tuvo el privilegio de compartir vivencias, directamente con él en luchas políticas y de gobierno de instituciones, como en la Universidad de Costa Rica y sobretodo, de impulsar una visión común para mejorar la sociedad costarricense.
Le rendimos homenaje a Rodrigo Facio con una foto de su más conocido retrato, y con el mural, hecho por Eduardo Torijano, que se encuentra en el vestíbulo del Edificio de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, Falcultad de la que él fue Decano, en la Universidad que bautizó con su nombre al campus principal, llamándola «Ciudad Universitaria Rodrigo Facio».
Esperamos que el excelente material que elaboró sobre la vida y obra de don Rodrigo Facio, el ilustre académico Eugenio Rodríguez Vega sirva de provecho para el análisis y reflexión del aporte de don Rodrigo Facio.
Luis Garita Bonilla
I. IDEAS Y PLANTEAMIENTOS POLITICOS
En marzo de 1917 se subleva la población de la ciudad rusa de Petrogrado (actual San Petersburgo), y al mismo tiempo hay levantamientos militares y populares en otras partes del inmenso país. Se inicia así uno de los hechos capitales del siglo XX: la Revolución Rusa. En febrero de ese mismo año se promulgó la Constitución Política de 1917, que recoge la radical experiencia de los primeros años de la Revolución Mexicana a partir de los hechos transformadores de 1910. Empieza en este último año un largo período de luchas armadas y civiles en torno de la tierra, las leyes de protección obrera y la propiedad nacional del subsuelo. Y aquí en Costa Rica, el Ministro de Guerra se adueña del Poder el 27 de enero de 1917, desconociendo al gobierno progresista del Lic. don Alfredo González Flores; en marzo el Ministro golpista acepta una candidatura presidencial y organiza grandes manifestaciones populares; y en el mes de junio se aprueba una nueva Constitución Política destinada a regir muy poco tiempo. Pero en este año de 1917 ocurren cosas mejores: García Monge da a conocer el libro de relatos «La mala sombra y otros sucesos» y Brenes Mesén Pastorales y jacintos y La metafísica de la materia. Además, en su colección de pequeños libros El convivio García Monge publica la primera edición de un libro que años después adquiriría justa fama internacional y múltiples ediciones: «Visión de Anáhuac» de Alfonso Reyes.
En el mes de marzo de 1917 nace un niño en el hogar de don Justo A. Facio y doña Rosario Brenes Mata, ambos educadores; don Julio había nacido en Santiago de Veragua (Panamá, entonces República de Colombia) en 1859, pero su familia se traslada a Costa Rica cuando el niño tiene un año y medio. Poeta y escritor muy conocido en su tiempo don Justo dedica su vida a la enseñanza y muere en 1931 como Ministro de Educación Pública. Dirige revistas literarias y colabora muy activamente en Repertorio Americano, la revista legendaria de García Monge, con poemas, ensayos y reseñas que se publican en la década de 1920 (Echeverría, Evelio: Indice General del Repertorio Americano, Tomo III, EUNED, 1983). Don Abelardo Bonilla lo valora debidamente como humanista, poeta y escritor (Bonilla, Abelardo: Historia de la Literatura Costarricense, UACA, 1981, pag. 169-170).
II. IDEAS POLITICAS
a) Rodrigo Facio es el hijo único de un típico hogar de clase media, con los dos padres educadores. Llega al Liceo de Costa Rica en 1931, el año en que muere su padre, en el último gobierno de don Cleto González Víquez; tres meses después se fundará el Partido Comunista de Costa Rica. En estos días se proclama en España la República, y en los años siguientes Franklin D. Roosevelt será electo Presidente de los Estados Unidos y tiempo depués anunciará su renovadora política del New Deal. En los últimos años del Liceo es alumno de dos jóvenes profesores recién llegados de Chile, que vienen llenos de entusiasmo y de saludables ideas de progreso social: Isaac Felipe Azofeifa y Carlos Monge que remueven en él inquietudes Políticas. Seguramente lee el Repertorio Americano que publica don Joaquín García Monge y que su padre recibió siempre; en esta revista conoce las ideas y la personalidad de Víctor Raúl Haya de la Torre, las prédicas contra el nazismo amenazante, las campañas contra las dictaduras latinoamericanas y, desde luego textos literarios de Costa Rica y del mundo. Ingresa a la Escuela de Derecho en 1936, el año de la guerra civil española, y es fervoroso partidario de la República. Es un joven inquieto de ideas izquierdistas, pero aferrado en forma indeclinable a la libertad política. La experiencia costarricense y latinoamericana lo hace rechazar instintivamente la dictadura -todo tipo de dictadura- aunque desde estos años juveniles considera que la libertad política sin seguridad económica es un concepto vacío. Su pensamiento va madurando rápidamente y en 1937 envía sus primeros poemas al Repertorio Americano (Echeverría, Evelio: Indice cit., Tomo III), en sus años de la Escuela de Derecho ocurren en América Latina hechos que van a interesarle profundamente: en Colombia, los presidentes Alfonso López y Eduardo Santos llevarán adelante transformaciones muy importantes con su Partido Liberal, y en 1938 el presidente de México Lázaro Cárdenas expropia la riqueza petrolera en beneficio del Estado. Al terminar el sexto año, de derecho, en 1941 ya ha leído sistemáticamente a los autores más representativos de liberalismo, marxismo y el socialismo democrático, como lo prueba su tesis de grado «Estudio Sobre Economía Costarricense». Y cuando cursa el quinto año, en 1940, organiza junto con otros compañeros de generación el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, al que nos habremos de referir más adelante.
b) El liberalismo en los años 1940-41 analiza extensamente el tema del liberalismo en Autoridad y Libertad, una serie de trece artículos publicados por la Revista Surco, del Nº 1 al Nº 13 (de septiembre 1940 a junio 1941); los diez primeros artículos los firma con seudónimo (Gastón Miralta), y los últimos tres con su propio nombre. Distingue entre el liberalismo político y el liberalismo económico; no tiene miedo a la palabra liberal, que entonces no asusta con los significados un tanto oscuros de nuestros días. Al fin y al cabo, un partido político renovador y progresista realiza en Colombia transformaciones muy importantes, y en Costa Rica valoramos los aspectos positivos de la generación liberal de 1889, respetuosa de la civilidad y de la libertad política aunque un tanto desinteresada del progreso social.
Desde el primer artículo de Surco se revela la honda condición de costarricense de este estudiante de 5º año de Derecho, más interesado en los problemas concretos de su país que en almacenar nociones teóricas o eruditas:
«Y es que no queremos caer en esa dualidad – hoy tan corriente de poner máximo interés en las doctrinas que se debaten y los hechos que se suceden en Europa, y desentenderse al mismo tiempo de las urgencias de nuestra organización nacional; de ser apasionados demócratas en París y en Londres, y conformarse mientras tanto, abúlica o aprovechadizamente, con nuestra aun muy imperfecta democracia» (Surco Nº 1, sept. 1940). Habla del «sistema liberal» casi como equivalente de «instituciones democráticas» pero insistiendo en las fallas del liberalismo económico, según lo ha demostrado el desarrollo histórico del mundo.
Identifica «democracia costarricense, con «régimen liberal», criticando sus aspectos negativos y señalando que «los auténticos demócratas» deben oponerse «a las promesas de felicidad social negras y rojas, con un vigoroso programa de rectificaciones del liberalismo (Surco Nº 7, Dic. 1940).
Afirma claramente que el régimen liberal ha producido:
«… los más grandes absurdos en la organización social: a la par de la riqueza en manos cada vez más pocas, la formación de una cada vez más extensa clase propietaria…» (Surco Nº 3, Oct. 1940).
Critica con dureza los aspectos negativos de nuestra democracia liberal; salvar a ésta significa «hacer conciencia, sobre la teoría y la práctica de los sistemas autoritarios o totalitarios, y transformar en un amplio sentido social…las instituciones que nos legaron los mayores» (Id.).
En el momento en que se van publicando los artículos de Autoridad y Libertad -primeros años de la segunda guerra mundial- el autor critica al liberalismo tradicional y a los sistemas totalitarios de izquierda y de derecha -comunismo y nazi-fascismo-. El joven estudiante de Derecho busca el camino de la democracia social, que conserve los valores de la libertad política complementados con la justicia social. Insiste en este punto de vista; si hay peligro de que las dictaduras se impongan en el mundo -y en este momento se están imponiendo- «… no es porque el liberalismo haya cumplido ya su rol histórico y sea inadecuado a las necesidades técnicas y sociales actuales, sino porque el liberalismo, cuya existencia es y será básica para el mundo, moral y económicamente, aun por mucho tiempo, ha venido incumpliendo su auténtico papel» (Surco Nº 6, Nov. 1940).
Es urgente, pues, una «rectificación decidida y pronta».
En los últimos artículos de Autoridad y Libertad señala los errores teóricos y prácticos del liberalismo, que «… han detenido -para definitivamente- el desenvolvimiento de un gran movimiento sociológico» (Surco Nº 13, Junio 1941).
En la tesis de grado Estudio Sobre la Economía Costarricense publicada en 1942 por la editorial Surco hace algunas referencias al tema del liberalismo. Habla allí del «régimen liberal» como equivalente a «régimen civil» oponiéndolo en nuestra historia a las dictaduras castrenses anteriores a don Tomás Guardia (Obras de Rodrigo Facio, Tomo I, Edit. Costa Rica, 1972). Se refiere a las reformas liberales en Costa Rica de 1884 y 1888 que buscan «estructurar un gobierno netamente civil, sin interferencias eclesiásticas, religiosas ni de otro orden» (Ibíd, pag. 66), pero que establece un «laissez faire» que «en la práctica se traduce en un casi absoluto desinterés por los fenómenos colectivos» (Id.). Critica los liberales de 1889 por haber incurrido en «un olímpico y equivocado individualismo» (Id.); su criterio liberal «…buscaba la libertad económica, la libre competencia y la libre contratación y la caída de monopolios y privilegios jurídicos» (Ibíd, pag. 67).
Más adelante, en la misma obra que examinamos, habla de «…un criterio liberal constructivo moderno, según el cual el Estado no debe ni desentenderse en un criminal «laissez faire» de los resultados de la economía… ni intervenir arbitrariamente en su funcionamiento» (Ibíd.., pag. 171).
Poco después del «Estudio…» habla de nuevo de «liberalismo constructivo» como de un modo evolutivo y humanista de llegar a la democracia social» (Surco Nº 30, Dic. 1942, pag. 20). Es muy significativo q ue en este momento ese liberalismo, evolucionado y rectificado, lo considera el autor como un puente para llegar a la democracia social. Rodrigo Facio es un ideólogo profundamente costarricense y pragmático, más interesado en la solución de nuestros problemas que en planeamientos teóricos irreprochables.
En vísperas de fundarse el nuevo Partido Social Demócrata del que Rodrigo Facio es uno de los principales dirigentes (febrero de 1945), se dice en la exposición general sobre los fundamentos ideológicos del movimiento:
«Habremos así abandonado el liberalismo económico, pero no destruyéndolo con una estatización de carácter totalitario, sino superándolo mediante un régimen mixto de organizaciones autónomas cooperativas, y de intervención del Estado a través de sus «Servicios» (futuras instituciones autónomas), sobre las fuerzas económicas oligarcas o monopolistas» (Surco, Nº 52, Febr. 1945, pag. 23).
En un discurso en la Asamblea Nacional Constituyente de 1949 defiende el proyecto constitucional presentado a la Asamblea por la Junta de Gobierno -Rodrigo Facio es uno de los redactores- y se refiere otra vez al tema del liberalismo:
«… si ha de garantizársele al ciudadano medio, al hombre de la calle todos esos recursos y seguridades, pues ello tendrá que ser sacrificio de un Estado liberal, neutral entre los grandes problemas sociales, ello tendrá que ser con abandono del ejercicio libérrimo y absoluto de la propiedad particular, ello tencrá que ser mediante la intervención inteligente del Estado para distribuir mejor la riqueza nacional, limitando los abusos y las injusticias a que el absolutismo de la propiedad privada sin limites da lugar» (Actas de la Asamblea Nacional Constituyente de 1949, Imprenta Nac., 1951, T.I, sesión Nº 50 del 6-4-1949).
En la misma sesión de la Asamblea Nacional constituyente insiste en que el proyecto constitucional no atenta contra las tradiciones nacionales, aclarando que «Debe distinguirse entre la tradición valiosa y respetable y los vicios tradicionales de nuestra vida comunal».
En 1958 habla de clasicismo, liberalismo, marxismo y socialismo; ya no se refiere al «liberalismo constructivo» sino que ataca fuertemente al liberalismo económico y al marxismo (Obras de Rodrigo Facio, cit., Tomo I, pag. 365 sig.). Y en 1959, en su último ensayo publicado, atisba los problemas que surgirían claramente décadas después con la llamada «globalización», criticando con dureza el «mundo liberal» donde «… las naciones económicamente fuertes tienden a convertir a las débiles en simples productoras de materias primas y frutos alimenticios» (Planificación Económica en Régimen Democrático, Imprenta Lehmann, separada de la Revista de Ciencias Sociales de la UCR, sept. 1959).
En este mismo ensayo ataca al liberalismo por oponerse a la tesis de la planificación económica.
c) Socialismo. Rodrigo Facio conoce como ninguno el significado preciso de los términos liberal, socialista, comunista -no en vano fue más adelante profesor de doctrinas económicas- pero en muchos de sus escritos, y más todavía en las acciones estrictamente políticas, usa términos cuidadosamente para evitar equívocos inconvenientes. En el Estudio Sobre Economía Costarricense habla de «liberalismo constructivo» y propone el impulso a las cooperativas, un impuesto progresivo sobre la propiedad inculta y, para los cafetaleros, un impuesto progresivo sobre la renta, ley de salarios mínimos y protección a los trabajadores por accidentes laborales. Para los pequeños cafetaleros propone organizar cooperativas que hagan posible la transformación y exportación del café (op. cit., en Obras, T.I., pag. 173 sig.). En este mismo libro considera que «… sería utópico plantear en Costa Rica la socialización o nacionalización de la tierra…» (Ibíd.., pag. 169), después de analizar las circunstancias expuestas por Mariátegui para el caso de Perú, y las de nuestro país. En Costa Rica no tenemos las comunidades indígenas tradicionales, sino la pequeña propiedad que plantea soluciones distintas. En Un Programa Costarricense de Rectificaciones Económicas (Surco, Nº 38, Agosto de 1943, pag. 11 sig.) propone medidas muy audaces después de considerar que Costa Rica debe ir a la
«adaptación realista y sin violencias… de la evolución socialista internacional que está iniciándose en estos momentos.»
Y continúa hablando de «un movimiento costarricense, popular, nacionalista y progresista», capaz de hacer «reformas económicas profundas, inmediatas y concretas, de interés para las mayorías sociales».
Con el fin de aplicar esas medidas «profundas, inmediatas y concretas», divide a la economía nacional en tres zonas:
a) 1ª Zona: Actividades monopolizadas en que el sujeto es el capital extranjero: fuerzas hidroeléctricas, navegación aérea, ferrocarril al Atlántico, etc. Aquí recomienda, según el caso, expropiación o contratación pública.
b) 2ª Zona: Actividades semi-monopoiizadas: elaboración industrial del café y de la caña de azúcar, comercio de granos, etc. Aquí cabe el control público directo, o indirecto por medio de organizaciones cooperativas.
c) 3ª Zona: Actividades sometidas al mercado libre: producción agrícola o industrial de pequeños propietarios. Aquí se recomienda la organización cooperativa apoyada por el Estado, y la acción coordinada de las instituciones autónomas.
Este programa lo completa en Surco, Nº 39, septiembre de 1943, y allí propone la creación de las instituciones autónomas del Estado, seis años antes de que esto llegara a ser una realidad constitucional en nuestro medio. A estas instituciones las denomina Servicios y entre ellas distingue tres clases: Servicios de Administración, Servicios de control e inspección y Servicios de protección, estimulo y organización.
En Surco Nº 38, antes citado habla de que este programa de rectificaciones económicas expuesto en Surco Nº 38 y Nº 39 puede conducirnos a «lo que podría llamarse un socialismo costarricense» (pag. 12).
Un año después Rodrigo Facio redacta un resumen de las propuestas pragmáticas del nuevo partido político que va a fundarse; allí se dice en el capítulo «Aspecto económico social», punto 1º «Hacia un socialismo democrático costarricense» (Surco, Nº 49, septiembre 1944, pag.10).
Para Rodrigo Facio lo importante es el contenido real de las medidas de rectificación que se busca, no la etiqueta ideológica que las distingue. Así, por ejemplo, bajo el nombre de «liberalismo constructivo» hay a veces medidas profundamente transformadoras. Y aunque no teme usar la palabra «socialismo» según hemos expuesto, sabe cuándo y cómo debe utilizarla. En la Asamblea Nacional Constituyente de 1949, por ejemplo, defiende vigorosamente el proyecto constitucional enviado a la Asamblea por la Junta de Gobierno, que entre otras cosas consagra la función social de la propiedad; evita, sin embargo, hablar de socialismo, porque a él no lo asustan las palabras pero sabe que hay otros a quienes las palabras asustan.
III. LAS FUENTES DE SUS IDEAS POLITICAS
A. NACIONALES
Múltiples son las fuentes que alimentan las preocupaciones políticas y económicas de Rodrigo Facio; citaremos algunas de ellas:
1. Liberalismo costarricense.
Después de la muerte de don Tomás Guardia en 1882, el Presidente designado don Próspero Fernández se rodea de un grupo de brillantes y jóvenes colaboradores: Bernardo Soto, Ascensión Esquivel, Mauro Fernández, etc., y cuenta con el apoyo desde fuera del gobierno de otros jóvenes prometedores: Ricardo Jiménez, Cleto González Víquez, Rafael Yglesias. Es la llamada generación de 1889 que se caracteriza por su temple civilista, tolerancia, apego a las libertades políticas y cierto anticlericalismo. Los bautizará como grupo el 7 de noviembre de 1889, cuando una revuelta cívica de carácter popular obliga al gobierno a respetar el derecho del sufragio. Dos de estos hombres, don Cleto y don Ricardo, dirigirán al país durante veinte años del siglo veinte, imponiendo el estilo, las virtudes y los defectos de los regímenes liberales. Cuando Rodrigo Facio se gradúa de abogado y cuando actúa en el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, don Ricardo Jiménez es todavía una figura respetada que opina diariamente en los periódicos sobre todos los problemas de la vida nacional. Los jóvenes de entonces, aunque discrepan del estilo y de algunos de los planteamientos de estos viejos liberales, admiran su apego a la libertad política, la auténtica tolerancia de sus ideas, el claro repudio del militarismo y la reconocida probidad en el manejo de los fondos públicos. Si bien es cierto que como gobernantes vivieron un tanto de espaldas a los problemas sociales, también lo es que advierten en ellos, en sus últimos años, un inesperado convencimiento de que es necesario emprender una política de mejoramiento social.
Aunque de otra generación y de distintas preocupaciones, conviene citar en este apartado dos hombres que Rodrigo Facio ha leído con evidente provecho: Tomás Soley Güell y Mario Sancho.
2. Alfredo González Flores.
El pensamiento y la acción de González Flores son estudiados con verdadero entusiasmo por Facio y por los miembros de su generación, y los frustrados proyectos de reforma del político herediano serán para siempre una lección inolvidable. En la revista Surco hay muy frecuentes referencias a González Flores lo mismo que en Estudio sobre Economía Costarricense. En los escritos de don Alfredo, Rodrigo Facio encuentra las mejores y más completas críticas al gobierno de nuestros liberales, especialmente en sus notables mensajes presidenciales. Pero allí va aprendiendo el joven estudiante de Derecho que no basta la crítica mejor fundamentada: es indispensable elaborar planes concretos dirigidos a la solución de los problemas. Lo importante de esta influencia perdurable no está solo en la ideas y los proyectos, sino en algo decisivo que no puede olvidarse: para llevar adelante proyectos importantes de transformación es necesario el respaldo de un movimiento político, precisamente lo que causó al final la caída de González Flores. La preocupación de Facio por el tema de los impuestos directos (renta, territorial, imposición progresiva sobre cierto tipo de propiedades) viene directamente de las ideas de don Alfredo.
3. Jorge Volio y el Partido Reformista.
Las ideas renovadoras de Jorge Volio y su Partido Reformista merecen su claro interés, examinando los discursos y proclamas del religioso, filósofo, militar y político cartaginés, que en 1923 funda el Partido Reformista y obtiene en ese mismo año un notable apoyo popular. De personalidad muy distinta a la de Volio, aprende de él que es indispensable acudir a la clase media, los obreros y los campesinos para construir un movimiento político importante. Además, simpatiza con muchas de las ideas contenidas en el programa del Partido Reformista, que examina años después de que esta agrupación pierda su vigencia.
4. Nacionalismo de la década de 1920.
Estudia con mucho interés este movimiento, que culminó en la Liga Cívica en 1928, con la activa participación de figuras muy importantes: Lic. Ricardo Fournier, el Dr. Ricardo Moreno Cañas, Omar Dengo, los Lics. Víctor Guardia Quirós, Octavio Jiménez Alpízar; este populariza el seudónimo Juan del Camino, y escribe en ese tiempo y después durante años, docenas de artículos antiimperialistas en Repertorio Americano. El objetivo primordial de estos nacionalistas es la defensa de las riquezas nacionales y el ataque sin cuartel a las tres compañías extranjeras que tienen el monopolio de la siembra y exportación de banano, la producción y distribución de energía eléctrica y el transporte por ferrocarril a la zona del Atlántico. Curiosamente, la fundación de la Liga Cívica coincide con una larga visita a Costa Rica del líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre.
5. Partido Comunista de Costa Rica.
Es una fuente importante para su pensamiento económico-social. Fundado en 1931, cuando Rodrigo Facio llega al primer año del Liceo de Costa Rica, las ideas y los programas de este partido tienen que llamar la atención del joven estudiante, pues comparte con los comunistas la crítica a los sistemas basados en el liberalismo económico. Con el paso del tiempo, y el examen cuidadoso de lo que ocurre en Costa Rica, en América Latina y el mundo, rechaza el menosprecio de la libertad política y la intolerancia ideológica. Plantea sus resistencias al Partido Comunista -nacional e internacionalmente- pero estudia a fondo el marxismo en cuanto significa un análisis serio de la realidad social y de la historia. La insistencia marxista en la importancia primordial de los factores económicos es una enseñanza que Rodrigo Facio no olvidará.
6. Roberto Brenes Mesén.
Cuando el profesor Brenes Mesén vuelve a Costa Rica en 1939, Rodrigo Facio es un estudiante de Derecho de 4º año, lector voraz y ya muy enterado de los problemas de Costa Rica y del mundo. Lee, junto con todos los miembros de su generación los extensos artículos que Brenes Mesén publica dos veces por semana en el periódico La Tribuna. Los jóvenes estudiantes oyen también con verdadero interés al maestro costarricense, y buscan sus libros que -la verdad- están bastante olvidados. Brenes Mesén viene de los Estados Unidos muy impresionado con el New Deal del presidente Franklin Roosevelt, y pide modernizar la administración pública, exigiendo probidad en el manejo de los asuntos públicos y justicia social para los más necesitados. Pero, sobre todo, es importante el llamado de Brenes Mesén para que los jóvenes estudien seriamente los problemas del país y se organicen para tan importante tarea.
B. DE AMERICA LATINA
1. Haya de la Torre y el aprismo.
No me cabe duda que la más importante influencia de carácter político-social es la de Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979), pensador y político peruano que fundó la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) en 1924. Haya de la Torre es una figura conocida en Costa Rica, a la que visitó en varias oportunidades; sus ideas se conocían por los costarricenses, porque muchos de sus artículos se publican en el Repertorio Americano y en el Diario de Costa Rica, y sus libros se encuentran fácilmente en las librerías de San José. La persecución política lo ha transformado en un símbolo de la lucha por la libertad en la América Latina, y su personalidad poderosa atrae sobre todo a los intelectuales, a la juventud y a los obreros organizados. Haya había elaborado toda una doctrina sobre la lucha antiimperialista y lo que muchos años después se denominó «dependencia» con gran imaginación política y sólidos conocimientos económicos y sociológicos. Sus primeros libros (El Antiimperialismo y el APRA, Por la Emancipación de América Latina, ¿A dónde va indoamérica? y otros) son leídos con verdadero entusiasmo, lo mismo que la biografía Haya de la Torre o el Político, de Luis Alberto Sánchez. Hay muchas razones para explicar la influencia del pensamiento aprista en Rodrigo Facio: el estudio de los problemas de acuerdo con nuestra realidad, sin ataduras ideológicas extranjeras; la utilización de herramientas marxistas, pero modificadas por las circunstancias del tiempo y de lugar; la lucha antiimperialista, de la que teníamos antecedentes por nuestra Liga Cívica de 1928; la lucha del político peruano contra las dictaduras latinoamericanas; la busca de la justicia social sin menosprecio de la libertad política. Debe recordarse que el lema del Partido aprista Pan con Libertad, renace en 1945 en el lema del Partido Social Demócrata Libertad y Justicia social que fundan Rodrigo Facio y otros compañeros de ideas.
Esta influencia de Haya de la Torre en nuestro medio se refuerza con las visitas que hace a Costa Rica en varias ocasiones; las más importantes en 1928, cuando vive aquí varios meses, hace muchos amigos y asiste, conmovido, a la muerte de Omar Dengo; y en 1946, cuando llega en su plena madurez y pronuncia tres memorables conferencias en el Teatro Nacional. En esta última oportunidad Rodrigo Facio, junto con otros, recibe en el aeropuerto al político peruano.
2. José Carlos Mariátegui.
Facio y muchos de sus compañeros de generación leen apasionadamente los Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, obra a la que se refiere en el Estudio Sobre Economía Costarricense; y siguen con interés su trayectoria en el Repertorio Americano, pero Mariátegui es un pensador y no un líder político, y no estuvo personalmente ligado a nuestro país. Por eso su influencia es menor que la del fundador del Aprismo.
3. La Revolución Mexicana.
En 1910 hay levantamientos populares en México contra el régimen imperante y en 1911 es elegido Presidente de la República don Francisco I. Madero; aquí se inicia la formación de una ideología revolucionaria original, años antes de la Revolución rusa, que desde el principio pone énfasis en la reforma agraria, como ocurre en el Plan de Ayala de 1911, y poco después insiste en medidas muy avanzadas de legislación obrera, sin influencia alguna del socialismo europeo. En la Constitución de 1917 se consagran la reforma agraria, leyes obreras de avanzada y normas que garantizan la propiedad nacional del subsuelo (Silva Herzog, Jesús: Un ensayo sobre la Revolución mexicana, Edic. Cuadernos Americanos, México, 1946, pág. 51 sig.)
4. Liberalismo colombiano.
Entre 1934 y 1942 gobiernan Colombia dos Presidentes del Partido Liberal, Alfonso López y Eduardo Santos. En un clima de estabilidad política se realizan profundas transformaciones: reforma agraria, legislación laboral muy avanzada, leyes tributarias. Estas ideas de cambio se convierten en proyectos concretos que imprimen un cambio notorio en la situación del país. De esta transformación Rodrigo Facio y sus compañeros son testigos muy cercanos, por la circunstancia afortunada de que el Embajador de Colombia en Costa Rica es el Dr. Plinio Mendoza Neira, hombre culto y trabajador que se vincula al medio muy estrechamente. Facio y sus amigos universitarios visitan frecuentemente la Embajada, y el Dr. Mendoza Neira realiza una amplísima tarea de divulgación distribuyendo y publicando boletines y revistas de ideología y de cultura. La influencia del liberalismo colombiano es doble: no solo por los efectivos cambios sociales y económicos, sino también por la seriedad y elocuencia de los discursos y mensajes que el activo Embajador distribuye ampliamente. Allá en Colombia se estaban concretando, al fin y al cabo, algunas de las ideas progresistas de don Alfredo González Flores.
5. Socialismo suramericano.
Hay influencias importantes del socialismo suramericano, especialmente argentino, uruguayo y chileno. En Argentina debe citarse al viejo luchador socialista don Alfredo Palacios, cuyo libro El Nuevo Derecho, Facio citaba frecuentemente y que luego todos corrimos a leer. En esos años Uruguay se cita como una democracia modelo, con leyes obreras progresistas y una experiencia importante, que Facio estudia detenidamente: el sistema de entes autónomos, que años después impulsaría en nuestro país. Es especialmente conocido el pensamiento del socialista Emilio Furgón, que más adelante escribiría un voluminoso libro sobre los orígenes y la evolución del socialismo. Y de Chile llega también una corriente renovadora de amplitud, tolerancia y progreso social, presentes en varias de sus organizaciones políticas. Y aunque no se conozca ningún ideólogo de esta nacionalidad que influya decisivamente en nuestro medio, hay algo más importante: el mensaje vivo y caluroso de muchos estudiantes graduados en Chile, que diariamente transmiten en el hospital, en la oficina o en el aula un clima de comprensión y afecto por las mayorías más necesitadas.
C. DE LOS ESTADOS UNIDOS
Las ideas y la acción del presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt a partir de 1932 impresionan hondamente a Rodrigo Facio, pues se trata de una rectificación importante al sistema capitalista en el centro mismo del imperio, los vicios y los abusos del liberalismo económico denunciados desde adentro, y con audaces proyectos se intenta revivir una economía en bancarrota; el propio Presidente de los Estados Unidos se pone a la cabeza de una gran lucha en defensa de los sectores más olvidados de la población. Los escritos y discursos de Roosevelt son leídos con creciente interés por Rodrigo Facio, y tiempo después el profesor Brenes Mesén contribuirá a divulgarlos en círculos más amplios. La enseñanza de estos hechos es muy clara: no es necesario el derrumbe del mundo capitalista para ejecutar planes concretos de progreso social; es posibie un avance importante si hay un liderazgo inteligente y un efectivo respaldo popular.
Lee con interés a autores norteamericanos como Walter Lippman y Robert MacIver, que piensan y escriben desde una realidad muy distinta a la costarricense.
D. ALGUNAS IDEAS EUROPEAS
La influencia fundamental es el marxismo. Estudia cuidadosamente las obras de Carlos Marx y valora los atributos notables del filósofo, economista y agitador alemán: no quiere rechazarlo porque así lo ordene la propaganda, sino que se preocupa por analizar a fondo las enseñanzas filosóficas, económicas, históricas, sociales y políticas de Marx. Solo lo rechaza cuando ya lo conoce; pero no es un repudio total dictado por el dogmatismo, sino la oposición razonada a algunas de sus tesis fundamentales. El conocimiento de otros autores, y el examen directo de la realidad costarricense y latinoamericana lo llevan a valorar aspectos fundamentales, algo que los marxistas consideran secundario o subordinado, o francamente despreciable: la libertad política, por ejemplo. Estudia también los escritos de otros autores marxistas, como Engels, Lenin y Bujarin.
El sociaiismo británico es una vertiente del pensamiento social que analiza con mucho interés; pensadores como George Bernard Shaw, Beatrice y Sydney Webb, J. Strachey y, sobre todo, Harold Laski, lo impresionan hondamente. De este último lee -frecuentemente lo cita- El Estado Moderno, Liberalismo Europeo y otros libros.
Más adelante estudiará a los grandes expositores de las doctrinas económicas, a J. A. Schumpeter, y sobre todo, a J. M. Keynes. Este ejercerá una influencia decisiva en su pensamiento económico.
En 1941 Rodrigo Facio termina los estudios de Derecho y presenta su tesis de grado: el Estudio Sobre Economía Costarricense. Es presidente de la República el Dr. Calderón Guardia, y Monseñor Víctor M. Sanabria ya ha sido consagrado arzobispo de San José. El Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales cumple una saludable tarea de estudio y de vigilancia cívica y, a fines de este año, se aprueba la ley de seguros sociales. Costa Rica es un país que apenas supera los seiscientos mil habitantes, San José es una gran aldea sin afanes pretenciosos que, en medio de esperanzas y temores, alberga en el propio centro de la ciudad a una Universidad recién nacida. El Teatro Nacional vive momentos de gloria, pues gracias a la guerra europea tenemos el privilegio de escuchar a las mayores figuras de la música mundial.
El año 1941 es típico de la década de 1940: quiero decir, una mezcla inevitable de política y cultura. En enero don Luis Demetrio Tinoco preside la primera sesión del Consejo Universitario, junto al rector don Alejandro Alvarado Quirós y el Secretario General don Rogelio Sotela Bonilla. Fuera de la institución quedan Brenes Mesén, García Monge, Mario Sancho, Elías Jiménez Rojas y otros. En enero circula el número nueve de Surco, la revista mensual del Centro para el Estudio de los problemas Nacionales; en el editorial se pide a la Universidad de Costa Rica que «humanice los grupos reaccionarios y sórdidos del país» y que «pode nuestra cultura de cierto gusto añejo por la retórica». En marro hay un brote nacionalista con motivo de la discusión de los contratos eléctricos, y entonces don Alfredo González Flores escribe cuatro notables artículos sobre el tema. En mayo hay muchas cosas: rompen definitivamente el Dr. Calderón Guardia y don León Cortés, se aprueba el tratado de límites con Panamá y se anuncia el envío al Congreso de un proyecto sobre seguros sociales. En junio Alemania invade la Unión Soviética rompiéndose el pacto Hitler – Stalin que estuvo vigente casi dos años, y Monseñor Sanabria publica su notable Carta Pastoral sobre el justo salario en la que dice: «Convénzanse los ricos de que la riqueza tiene una función social que cumplir…» En agosto se autoriza a los Colegios particulares de enseñanza media (todos religiosos) a extender el título de Bachiller en ciencias y letras. En diciembre, después del ataque a las instalaciones militares de los Estados Unidos en Hawai, Costa Rica le declara la guerra a Japón y días después a Italia y Alemania. A lo largo de todo este año 41, don Ricardo Jiménez, a sus ochenta y dos años, libra por la prensa memorables campañas de bien público.
En este año en que Rodrigo Facio termina sus estudios de Derecho, Julián Marchena publica Alas en Fuga, Carlos Luis Fallas Mamita Yunai, Carlomagno Araya Cenit y Monseñor Sanabria Bernardo Augusto Thiel: Segundo Obispo de Costa Rica, talvez su obra más impor tante.
IV. RODRIGO FACIO Y LAS LEYES SOCIALES DE 1941-43
Cuando se anuncia el proyecto para establecer en Costa Rica los seguros sociales en 1941, el Centro para el Estudio de Problemas Nacionales (cuyo líder más destacado es Rodrigo Facio) apoya el proyecto en publicaciones de prensa, y en varios editoriales de la revista Surco (Nº 17, octubre de 1941, y Nº 22, abril de 1942). Más adelante se apoyará también el proyecto sobre Garantías Sociales (Surco, Nº 24, junio 1942). El año 1943 es el año clave de la década, políticamente tormentoso. La oposición al gobierno del Dr. Calderón es una reunión de fuerzas dispares: el Partido Demócrata de don León Cortés, sin duda el sector más grande; el grupo más pequeño que sigue al periodista don Otilio Ulate; y el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales cuyo líder visible es Rodrigo Facio. Cortés, conservador por temperamento, no muestra mayores simpatías por las leyes sociales; Ulate, más progresista, aunque simpatiza con el fondo de la reforma, opone sin embargo importantes resistencias; solo el Centro las apoya claramente, aunque exigiendo complementos de carácter económico y político. La oposición al gobierno se ha fortalecido notablemente, a pesar de las leyes sociales, y en el gobierno temen -ahora con el respaldo del partido Comunista- a las elecciones presidenciales de febrero de 1944. En el mes de mayo se presenta un proyecto de reforma a la ley electoral, que en criterio de la oposición busca «legalizar» un fraude en los próximos comicios. El Centro de Rodrigo Facio encabeza una gran campaña cívica en la que intervienen básicamente estudiantes y mujeres, y promueven grandes manifestaciones populares en las ciudades del centro del país. Don Ricardo Jiménez, al que acaba de concedérsele el honor del benemeritazgo, oye el 2 de mayo las palabras que el dirigente juvenil Rodrigo Facio pronuncia frente a la casa de habitación del patricio, y luego contesta emocionadamente apoyando la justa causa de los jóvenes.
Aunque ya está aprobado por el Congreso en su segundo debate, el poder Ejecutivo retira del conocimiento del Congreso el proyecto de reforma electoral el 15 de mayo de 1943. Rodrigo Facio y sus compañeros, lo mismo que los amplios sectores estudiantiles y femeninos celebran tan importante victoria, mientras don Ricardo Jiménez declara que «debería decretarse el 15 de mayo día de la democracia costarricense» (Diario de Costa Rica, 16 de mayo 1943).
La campaña política del 43 es muy violenta. El gobierno y su partido hacen naturalmente de la legislación social el tema básico de batalla, insistiendo en manifestar que un eventual triunfo de la oposición significaría el fin de la política de reforma social. Y aunque la fuerza de la oposición parece crecer a medida que se hace evidente la intención del régimen de perpetuarse, es lo cierto que el jefe opositor, don León Cortés no expresa claramente su apoyo a las leyes sociales (seguros sociales, Garantías Sociales y Código del Trabajo), lo que da base a los propagandistas oficiales para insistir en sus prédicas. La posición de Rodrigo Facio y de sus compañeros es difícil: apoyan la legislación social pero repudian la imposición política que está en marcha; además, exigen medidas económicas que complementen y hagan realidad lo que esas leyes proponen. El Centro para el Estudio de Problemas Nacionales explica ampliamente por la prensa cuál es su posición, y Rodrigo Facio es el principal vocero del grupo; pronuncia dos discursos por radio: el 20 de abril de 1943 en La Voz de la Victoria (publicado luego por la Imprenta Borrasé) y el 14 de septiembre en Titania. En el primer discurso pide «complementos en lo económico y en lo político» expresando además:
«Apoyamos las Garantías Sociales, reconociéndoles el valor real que tienen: ordenamiento y completación de leyes salariales gradualmente emitidas en los últimos veinte años, relativo fortalecimiento de los principios en que ellas se inspiran por su elevación a texto constitucional, y oportunidad para la difusión de los nuevos conceptos de la democracia social en nuestro medio». (El Centro ante las Garantías Sociales, Imprenta Borrasé, 1943, pag. 13).
Pero agrega que
«Exigimos medidas de carácter complementarios, económicas, fiscales y políticas, que tiendan a darles fundamento positivo u oportunidad para su real aplicación o goce…»(Id.)
En el segundo discurso mencionado reitera su apoyo a las Garantías Sociales y al Código de Trabajo, insistiendo en reclamar medidas complementarias económicas y políticas:
«…en un país como el nuestro, la justicia social solo puede lograrse por la doble vía de la legislación social que garantice jurídicamente a las clases humildes su derecho a la vida, y de la organización económica que garantice materialmente, en términos de una producción incrementada y diversificada, que las clases humildes podrán efectivamente ejercer ese derecho» (Surco, Nº 40, Oct. 1943, pag. 26 sig).
La justa posición de Rodrigo Facio en un tema tan candente despierta reproches en ambos bandos: unos consideran que ese apoyo razonado no es suficiente, y los otros -sus compañeros de alianza política- le reclaman que está concediendo importantes puntos al adversario.
V. LAS COOPERATIVAS
El tema de las cooperativas define la posición personal de Rodrigo Facio y la del Centro para el Estudio de Problemas Nacionales, y explica el desinterés o la oposición que siempre tuvo por el asunto el Partido Comunista. Un editorial de Surco lo señala claramente:
«Para el Centro la cooperativa de consumo tiene que ser entonces, como lo es, un instrumento progresista que merece apoyo. Para el Partido Comunista que espera el punto álgido de agudización de todas las fallas del régimen actual para hacer estallar la revuelta, la cooperativa de consumo tiene que ser, como lo es, un instrumento reaccionario, de apaciguamiento de la lucha social, de adormecimiento del malestar y el descontento de las clases pobres, que debe ser desechado y atacado» (Surco, Nº 28, oct. 1942)
Se ha reprochado recientemente a Rodrigo Facio su posición ante el tema de las cooperativas:
«El planteamiento de Facio, no solo en el campo cooperativo sino en general, representa prioritariamente las aspiraciones de los pequeños empresarios agrícolas e industriales, y de paso pretende beneficiar a los obreros y demás peones agrícolas, pero por su misma naturaleza, han servido para desarrollar empresas en que los socios con mayores recursos hegemonizan y orientan la cooperativa en función de sus intereses» (Núñez, José Manuel: Los planteamientos de Rodrigo Facio sobre el modelo cooperativo, y su coexistencia con el gran capital. Revista Horizontes Cooperativos, Nº 13, 2002).
Sobre el peligro de que una cooperativa llegue a supeditar al gran capital llamaron la atención antes algunos críticos, como el Pbo. Santiago Núñez en 1961 (Revista Combate, Nº 18, Sept.-Oct. 1961, pag. 53) y el Dr. Jorge Enrique Romero en 1977 (La sociai democracia en Costa Rica. Imprenta Trejos Hnos. Sucs, 1977). Es justo recordar que Facio escribió sobre cooperativas especialmente entre 1940 y 1943, años antes de que se crearan las grandes cooperativas de nuestro país y de que aparecieran las situaciones criticadas. ¿Qué pensaría Rodrigo Facio en el 2003 sobre sus palabras de sesenta años atrás?. Conviene señalar que Facio no era un pensador dogmático, empeñado en acomodar los hechos a sus ideas. Fue, por ejemplo, el teórico de la autonomía institucional y de la planificación económica en nuestro medio, pero no tuvo ningún reparo en matizar o complementar sus puntos de vista sobre la materia cuando la experiencia le demostró que era necesario hacerlo. Es posible que lo mismo hubiera ocurrido en el tema de las cooperativas -recuérdese que murió en 1961- pero esto nunca podremos saberlo.
Rodrigo Facio y el Centro realizan en la prensa diaria una campaña de explicación y divulgación sobre las ventajas de las cooperativas; las publicaciones adquieren su mayor intensidad en los años 1942 y 1943. En Diario de Costa Rica y en La Hora -ambos propiedad de don Otilio Ulate- se publican estudios de las comisiones del Centro y columnas periodísticas permanentes. Como resultado de esta campaña sistemática, y también por las persistentes gestiones de los agricultores de Grecia y Poás, en julio de 1943 una ley autoriza al Poder Ejecutivo a traspasar al Banco Nacional las fincas en donde más tarde se asentaría la Cooperativa Victoria. Un año antes el Centro lo había propuesto públicamente en un artículo periodístico (Diario de Costa Rica, 30 Sept. 1942).
En el citado Estudio Sobre la Economía Costarricense (1942) Facio habla del asunto y propone «un programa de política económica interior»:
«Formación de cooperativas de crédito, producción, compra y venta y distribución, por pequeños propietarios; organización de cooperativas de consumo en ciudades y pueblos; federaciones cooperativas; acuerdos regionales entre cooperativas de producción y consumo… Formación de cooperativas de pequeños cafetaleros para transformar y exportar su café » (Op. cit., en Obras de Rodrigo Facio,Tomo L, pag. 173 y 175).
Pero es en la revista Surco donde pueden encontrarse más escritos sobre cooperativas, tanto de Rodrigo Facio y del Centro como de otros miembros de esta agrupación. No podemos saber, en los artículos que no llevan firma, qué corresponde a Facio y qué corresponde a los otros; sin embargo, en este tema había una absoluta coincidencia de criterios. Además de los artículos que llevan la firma de Facio, podemos atribuirle la paternidad de algunos editoriales en los que es muy visible su estilo de razonamiento.
Deben citarse los artículos Ventajas sociales y económicas de las cooperativas, El cooperativismo como ideología o programa de reforma social, Desarrollo del cooperativismo en la América, Ensayos cooperativos en Costa Rica, lo mismo que los editoriales de Surco Nº 28 y Nº 31, el primero sobre El movimiento cooperativo, El Partido Comunista y el Centro, y el segundo Cooperativismo, solución orgánica para el desarreglo del mercado interno. En otros artículos de intención más general toca también el tema de las cooperativas: así en Un programa costarricense de rectificaciones económicas (Nº 38 y Nº 39, agosto y septiembre de 1943), Legislación social y organización económica (Nº 40, Oct. 1943). Muy importante es también el resumen del propuesto programa del nuevo partido político (Nº 49, Sept. 1944) el programa de ese nuevo partido que luego se llamó Social Demócrata (Nº 52, Febr. 1945).
En el primer artículo señalado en el párrafo anterior, se indican las siguientes ventajas de las cooperativas: eliminación del intermediario, alza del nivel de vida de los socios, ahorro individual, formación de fondos sociales, solidaridad entre los socios y superación educativa (Nº 31, Enero 1943). En el segundo se afirma que
«…el cooperativismo no es una panacea, no es un remedio que sirva para todos nuestros problemas económicos y sociales… (pero) puede atenuar esa inequitativa distribución de la riqueza» (Id.).
Luego, en el mismo artículo, analiza la relación del cooperativismo con el liberalismo, el consumismo y la democracia.
En los mencionados editoriales de Surco Nº 28 y Nº 31 se analizan importantes asuntos: el primero, la relación entre el movimiento cooperativo, el Partido Comunista y el Centro; asegura que los comunistas
«…hipnotizados por movimientos políticos europeos que un supercapitalismo anárquico y exacerbado justifican, estiman que para la pequeña Costa Rica agrícola, con sus cuatro quintas partes de tierra laborable sin cultivar, con sus problemas de escasez y no de superproducción es también posible un movimiento de programación radical para destruir el actual régimen social e instaurar uno nuevo sobre sus ruinas» (Surco, Nº 28, Oct. 1942).
Y en el editorial de Surco Nº 31 (enero 1943) plantea la posibilidad del cooperativismo como una solución para el desarreglo del mercado interno, insistiendo en la tesis de que el capitalismo costarricense es «francamente conservador. Las cosas no podrán arreglarse, sin embargo, con una simple intervención estatal, sino que debe buscarse una solución «…orgánica en su concepción, democrática en sus fundamentos y en sus proyecciones; eficaz, rápida y barata en sus métodos económicos…»
Y termina expresando en un tono optimista que mañana «… los productores y los consumidores se entenderán directamente, al margen de Juntas de Custodia y de Defensa, de reglamentos y de decretos, de rígidos precios mínimos y máximos para la planificación orgánica de la economía patria«.
En el artículo Un programa costarricense de rectificaciones económicas (I), ya citado, aparece en forma importante el tema de las cooperativas; el autor divide la economía nacional en tres zonas: actividades monopolizadas, actividades semi-monopolizadas y actividades sometidas al mercado libre. En la segunda zona las cooperativas pueden cumplir un papel importante en la elaboración industrial del café y de la caña de azúcar, en el comercio de granos y en ciertas ramas de la importación como gasolina (Surco, Nº 38, Agosto 1943). Y en el complemento de este mismo artículo (II), Facio se refiere con amplitud a los Servicios del Estado (futuras instituciones autónomas), considerando la posibilidad de …cooperativas de pequeños productores de café, caña de azúcar y granos por regiones geográficas para obtener una situación de fortaleza económica e igualdad de contratación con los propietarios de beneficios, ingenios y con los comerciantes en grande, respectivamente; cooperativas de crédito que probablemente serían la última etapa de perfeccionamiento social y técnico del sistema de Juntas Rurales de Crédito del Banco Nacional; cooperativas de producción agrícola industrial conforme ello vaya siendo posible, y siguiendo más o menos los lineamientos de la Cooperativa de Producción Agrícola Industrial de Grecia, actualmente en vías de organización» (Surco, Nº 39, Sept. 1943).
Es conveniente poner de relieve que en el momento en que Rodrigo Facio expone estas ideas, no existen las organizaciones cooperativas que él aconseja, y apenas se está organizando, con la decisiva intervención de Facio y del Centro, la cooperativa de Grecia.
En otro artículo de Surco, como ya lo indicamos, insiste Facio en el tema cooperativo:
«…la cooperativización, por un lado, cobija a todos los costarricenses en cuanto a consumidores, y es por tanto la norma que puede otorgar beneficios más generales o extremos al país; por otro lado cobija a todos los pequeños propietarios agrícolas y a todos los pequeños propietarios agrícolas y a todos los pequeños industriales, y es por tanto, a la par que la mejor garantía para la estabilidad de la pequeña propiedad y el pequeño capital, importante estímulo para la deprimida y desorganizada producción de artículos de consumo doméstico» (Surco, Nº 40, Oct. 1943).
Finalmente en cuanto se refiere a la revista Surco, en el Nº 49 (Sept. 1944) se incluyen ideas sobre cooperativas en un proyecto de programa que sirve de base a la unión del Centro con el grupo de Acción Demócrata, y en el Nº 52 (Febr. 1945) aparece una exposición programática del Partido que se denominará luego Social Demócrata; aquí aparecen también ideas sobre cooperativismo.
VI. CULMINACIÓN DEL PENSAMIENTO POLÍTICO
Creo que la culminación del pensamiento político de Rodrigo Facio está en dos trabajos de 1958 y 1959, y en un libro inédito que desventuradamente no pudo terminar aunque ya estaba notablemente avanzado. Estos trabajos son los siguientes: La victoria del hombre contemporáneo sobre los dogmatismos económicos-sociales, Planificación económica en régimen democrático y Latinoamérica en la encrucijada (inédito).
El primero es la penúltima obra publicada por Rodrigo Facio, en 1958. Es una conferencia pronunciada el año anterior en un ciclo sobre «La Filosofía en el siglo XX»; el tema es «Clasicismo y Marxismo» y sus resultados políticos: liberalismo y socialismo. Es un ensayo maduro, culminación de su pensamiento político, en el que recoge sus reflexiones de veinte años desde los días en que era un estudiante de Derecho hasta ahora, cuando es rector de la Universidad de Costa Rica. Resume a grandes rasgos:
«El primero, individualista, ofrece una programa liberal, de no intervención social en la vida económica; el segundo, colectivista, un programa socialista, de atribución a la sociedad de todos los poderes económicos» (Revista de la Univ. De Costa Rica, Nº 16, enero de 1958. En Obras, Tomo I, pag. 365 sig.), conoce a fondo el pensamiento del liberalismo clásico, y también el marxismo. Citando a Schumpeter, considera armar «una combinación impresionante de economista, filósofo y agitador político» (Ibid., pag 374). Y sobre el liberalismo hace algunas precisiones, distinguiendo entre el «…espíritu liberal que afloró con el Renacimiento, interesado por la libre investigación científica, la libre creación artística y el contenido humanista de la cultura en reacción contra el dogmatismo medieval» (Ibíd., pag. 375).
Ese espíritu liberal no es lo mismo que el liberalismo económico, y por eso se puede hablar de un «…liberalismo del espíritu: independencia personal garantías frente al poder político, tolerancia religiosa, libertad de conciencia, libertad de pensamiento científico y filosófico, libre manifestación de las ideas…como principios normativos de la organización social» (Ibíd., pag. 375-376).
En cuanto al liberalismo económico estima que «…la experiencia nos ofrecerá un espectáculo de desajustes económicos y conflictos sociales: ciclos económicos con sus terribles fases de depresión; concentración de los capitales en grandes corporaciones con su secuela de abusos contra las firmas pequeñas, el obrero y el consumidor; surgimiento de la «competencia limitada o monopolística»; desocupación obrera; pugnas industriales con sus puntos culminantes de la huelga y el paro; y todo esto sin contar los problemas de la economía mundial y el creciente divorcio del nivel de vida de los países industriales y los subdesarrollados» (Ibíd., pag. 378).
Aunque su pupila analítica percibe grandes peligros, es sin embargo optimista en cuanto a los cambios que observa:
«… está en formación, por la vía de los hechos, sin dogmas ni apriorismos, una nueva concepción económica y social de carácter pragmático, realista y flexible, en donde rasgos capitalistas se mezclan con rasgos socialistas y matices individualistas y liberales con matices estatistas, pero teniendo siempre por estrella de orientación el respeto a la dignidad del hombre y el mejoramiento de sus condiciones de vida» (Ibíd., pag. 387).
En este mensaje reafirma en los ideales sustentados desde la juventud: el espíritu pragmático, la búsqueda de la justicia social, la defensa ahora más amplia de la libertad política y, condición ineludible, el crecimiento económico que haga posible lo demás.
En el ensayo Planificación económica en régimen democrático, es fiel a la actitud que asume desde sus primeros escritos: exponer un amplio marco teórico para concluir en un concreto programa de acción. Luego de examinar la doctrina y la experiencia extranjeras, termina con un plan completo para aplicar en Costa Rica la planificación económica, respetando la tradición democrática del país. Piensa que «…no existe una incompatibilidad inherente entre el principio del gobierno democrático y los grandes proyectos de reconstrucción económica» (Planificación económica en régimen democrático. Separata de la Revista de Ciencias Sociales de la UCR, Nº 4, Sept. 1959, Imprenta Lehmann, pag. 24).
Cree que el concepto de planificación «ha desbordado las rígidas fronteras de los dogmatismos económico-sociales» (Op. cit., pag. 11) y que no debe identificarse con ningún tipo de sistemas autoritarios. Recomienda dieciocho elementos para una política costarricense de planificación: establecimiento de un organismo central de planificación, señalamiento de metas u objetivos económicos, proyectos específicos de inversión, señalamiento de prioridades, establecimiento del control democrático sobre la planificación, fortalecimiento de un claro liderazgo nacional, enfoque integral del problema del desarrollo, adopción de una política social, preparación de la base humana del desarrollo, reconocimiento jurídico y social del papel decisivo de la empresa privada, fortalecimiento de la clase media, preparación para llevar a cabo las inversiones básicas de la economía nacional, establecimiento de una legislación para la atracción controlada de inversiones extranjeras, políticas y garantías de estabilidad monetarias, política económica internacional autónoma y flexible, convenios internacionales de precios, controles adecuados del capitalismo internacional, revisión de las estructuras de economía mixta. Como puede observarse, el autor piensa en todos los factores que deben considerase para aplicar la planificación económica en un país como Costa Rica (Op. cit., pag. 37 a 50).
Es interesante señalar que, a estas alturas (1959), Facio considera indispensable revisar la autonomía concebida constitucionalmente a las instituciones autónomas diez años atrás; así lo considera Raúl Hess, que advierte «…una profunda revisión de su concepto ortodoxo de la autonomía institucional, pues preconiza la participación y sujeción de los entes autónomos a las directrices del plan» (Hess, Raúl: Rodrigo Facio, el economista. Publicaciones de la UCR, 1972, pag. 183).
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