“Quiero salud y nutrición para la niñez costarricense”

«QUIERO SALUD Y NUTRICION PARA LA NIÑEZ COSTARRICENSE»

Programa de Desarrollo Social Asignaciones Familiares
El pensamiento de Daniel Oduber Qirós

Daniel Oduber Quirós

«La Asignación Familiar, tal como la entiendo yo,
debe empezar por los miles de hogares que viven en
esa otra Costa Rica, que pocos conocemos, donde las
conquistas sociales no se conocen ni por el nombre»

Por qué se reedita este mensaje del expresidente Daniel Oduber

El expresidente Daniel Oduber Quirós plasmó en escritos, en políticas nacionales y en realizaciones, su identidad como estadista.

El cambio de rumbo en la política general que ha tenido el país en los últimos años, dista mucho de ser una política social-demócrata. Esto ha causado entre la población una falta de credibilidad en los políticos.

El presente mensaje pone de relieve que si queremos una verdadera Democracia Social para Costa Rica, debemos volver a las fuentes que le dieron progreso y bienestar a las clases productivas y mayoritarias del país con políticas claras y definidas para que el campesino se mantenga en el agro sin ser marginado y así evitar los movimientos migratorios hacia la ciudad.

Estamos persuadidos de que, si la agroindustria sigue siendo la base de nuestra economía, debemos empeñarnos en promover y apoyar efectivamente un agro intensivo que equilibre la economía y haga posible que los pueblos sobrevivan con base social estable. Todo esto se deduce del mensaje e Daniel Oduber con motivo de la firma de la ley que dio vida al Programa de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares, uno de los programas más importantes para el país después de la promulgación de las Garantías Sociales y del Código de trabajo.

Rufino Gil Pacheco

Programa de Desarrollo Social
«Asignaciones Familiares»

El Gobierno del Presidente Oduber dedicará sus principales esfuerzos al programa de Salud y Nutrición de la niñez costarricense, el cual se financiará con los ingresos que produzca la Ley de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares:

Texto abreviado de las manifestaciones del señor Presidente de la República, Daniel Oduber; por cadena Nacional de Radio y Televisión el 24 de diciembre de 1974 al firmar la Ley de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares.

La firma que vamos a poner hoy, 24 de diciembre de 1974. el Ministro de Trabajo y yo es un símbolo de lo que puede llegar a ser Navidad en los años futuros para muchos hogares que hoy no tienen salud ni nutrición. Hay que hacer conciencia hoy de que no podremos estar tranquilos en Costa Rica mientras no haya la posibilidad de una Navidad digna en miles de hogares costarricenses en los cuales este día es un día como cualquier otro, con preocupación por falta de comida, falta de recursos y una niñez triste y desnutrida.

Hace poco más de dos años, el entonces Presidente, don José Figueres Ferrer y un grupo de colaboradores suyos, empezaron a revisar un concepto que se había dado por descontado desde que se fundó el Partido Liberación Nacional: Adoptar lo que se llamaba una política de jornales crecientes.

Fue siempre preocupación nuestra cada vez que llegábamos al Gobierno, ajustarles salarios a los trabajadores costarricenses, poniendo énfasis en los trabajadores de menos recursos. Pero, conforme pasó el tiempo y esa observación la hizo don José Figueres quien fue el creador de estas ideas en el año 1948- la situación de las familias más numerosas se hacía cada vez más grave porque aumentaban los jornales en una escala que cubría por igual a todos los trabajadores de un mismo gremio o sea, que se aumentaba la misma suma al trabajador soltero que al trabajador que tenía 15 o 16 hijos como es corriente en los campos de Costa Rica. El resultado era que el ingreso por miembro de familia iba disminuyendo y el padre de una familia numerosa veía con horror que, cada día que pasaba, aún con el aumento de jornales, sus niños, sobre todo sus niños tenían menos recursos para comer, para vestirse y para todas las necesidades de la niñez.

Fue cuando empezó don Pepe, junto con otros compañeros, a estudiar movimientos de este tipo en el resto del mundo. Hicieron el primer Proyecto de Ley que se envió a la Asamblea hace más de dos años. En este proyecto el énfasis consistía en aumentar el ingreso monetario de las familias de menores recursos de acuerdo con el número de hijos.

Para evitar que este mayor ingreso fuera mal gastado, a don Pepe se le ocurrió darle el giro a la mujer del trabajador y no directamente al trabajador. A partir de ese momento y cuando vino la campaña de 1973, recorriendo el país y conversando con cientos de trabajadores en lugares muy apartados, principalmente en zonas campesinas, me di cuenta de que por más previsiones que se tomaron en cuanto a la entrega de los giros, era muy difícil que la mujer se sustrajera de entregarle el cheque al jefe de familia como es corriente en sociedades como la nuestra. Pensé que tal vez había que hacer algún esfuerzo para lograr que ese aumento de salarios real que iban a recibir las familias de menores recursos, fuera directamente a la niñez, a los hijos, y no se quedará peligrosamente, por poca educación, en manos del jefe de la familia.

Ya había habido varios congresos sobre estos problemas y la tendencia fue la de recomendar la Asignación Familiar en especie e irse alejando de las Asignaciones Familiares en efectivo. Y dentro de las especies hay todo una gama de posibilidades que forman un programa de desarrollo social. Por ejemplo, hay posibilidades de programas a través del Ministerio de Salud, de la Caja Costarricense del Seguro Social, del Instituto Mixto de Ayuda Social, del Patronato, de las Clínicas de Nutrición, del Instituto de Aprendisaje, del Instituto de Tierras y Colonización (I.D.A.) y de otra serie de instituciones de tipo social.

Pero lo importante de esto era ver la posibilidad de que Costa Rica llegase rápidamente a un Programa de Salud y Nutrición para la niñez costarricense, así como llegó a la educación gratuita y obligatoria universal en el siglo pasado como conquista constitucional, la que todavía estamos tratando de llevar a la realidad cien años después. Es por esto que, al tener la conquista institucional que es esta Ley, no queremos caer en el optimismo peligroso de creer que a muy corto plazo nosotros podemos llevarle salud y nutrición, para empezar; a toda la niñez que lo necesita en Costa Rica.

Hay que considerar, como punto básico incambiable que la Asignación Familiar aumentará el ingreso de la familia de menores recursos, llevándole un mayor ingreso en especie o sea quitándole gastos a esa familia para que pueda usar el dinero en otras cosas.

Si nosotros le quitamos a una familia de diez muchachitos el costo de la comida, para citar un caso, le estamos quitando el gasto más grande que tiene la familia. Entonces ese dinero, el ingreso del padre trabajador, puede dedicarse a otras cosas como el vestido, mejoramiento de la vivienda, etc., etc.

Decidimos iniciar el programa en zonas marginadas de acuerdo con las investigaciones hechas por la comisión integrada por los señores Alvaro Jenkins, Danilo Jiménez y el doctor Weinstok en el Ministerio de Salud junto con el Dr. Fernando Guzmán Mata, la Dra. Kira de Castillo y otros compañeros que trabajaron en forma exhaustiva con pocos recursos. Han estado estudiando defectos que podemos encontrar en la ejecución de Programas de Nutrición y Salud en zonas marginadas.

Porque, al revés de lo que sucedió con las Garantías Sociales y el Seguro Social que, durante 30 años, se han ido consolidando en las zonas más desarrolladas de Costa Rica -pero no se han hecho presentes todavía en las zonas menos desarrolladas- yo creo que Asignaciones Familiares debe iniciarse en las zonas donde no ha llegado la revolución social, no ha habido, ni tienen, Garantías Sociales ni Seguro Social. Los cantones más pobres, los cantones más alejados los caseríos más dispersos, son los que, a la mayor brevedad posible, deben ser el objeto de este Programa de Nutrición y Salud.

Ya hay experiencias importantes hechas por el Ministerio de Salud en zonas como Colorado de Abangares. Se muestra la posibilidad de que manejando bien los recursos, podemos asumir la responsabilidad de cuidar la niñez de un caserío o distrito bastante pobre, bastante atrasado o, como se dice ahora, bastante marginado del cambio social que ha tenido Costa Rica en los últimos 30 años. En la campaña de 1973, con los compañeros que he citado y otros, nos dedicamos en cada visita, a hablar con los maestros de escuela, con los padres de familia; a visitar los locales escolares, a ver las huertas escolares, a ver salones comunales, a ver puestos de salud, unidades sanitarias, dispensarios de la Caja, salones para turnos, salones parroquiales etc., y vimos en todo el país la posibilidad de abarcar una gran cantidad de la niñez costarricense, si centráramos la atención de la nutrición y salud cerca del centro escolar. ¿Por qué? Porque la escuela está ahí en casi todos los casos y los padres de muchos niños también habían asistido a la escuelita.

Nos falta todavía una zona extensa de población que llamamos población dispersa, de la cual me ocuparé posteriormente. Pero imaginemos cualquier pueblo que conozcan ustedes. Cerca de la escuela siempre hay algún salón y en ese salón es posible instalar un Comedor Infantil que no es nada del otro mundo, ya en muchos lugares existen Comedores Escolares. Pero la idea no es solamente dar comida gratuita, sana, balanceada a los escolares sino sobre todo, a los Preescolares, porque si el niño ha estado desnutrido los primeros seis años de su vida ya llega tarado a la escuela, ya no funciona como estudiante y de poco sirve darle comida. Desde luego es mejor que nada, pero ya le es muy difícil recuperar lo que ha perdido desde que nació hasta que entró a la escuela. Entonces, se trata de darle de comer a la comunidad infantil que queda en el área que cubre el distrito escolar.

Que se haga esto de la manera más sencilla posible, por ejemplo con una señora del lugar. En esto hay que aprender mucho de los hogares que ya tiene el Patronato Nacional de la Infancia. Pues bien, en Asignaciones habrá en cada escuela cocineras con sus asistentes, que proveerán, todo el tiempo, todos los días del año, dos tiempos de comida a los niños del área. Los mayorcitos traerán a los menorcitos en época escolar; irán ellos a la escuela y, ya en la tarde, regresarán a sus hogares, y las madres o los llevan o los esperan en sus casas, quedándoles así tiempo libre para dedicarlo a las labores del hogar.

De manera que este es el concepto que estamos tratando de meter y les digo que soy cuidadosísimo y estoy optimista. Soy muy precavido en no caer en excesos emocionales y no creo que estas cosas se hacen de la noche a la mañana. Pero el concepto que queremos meter es el de que el derecho en Educación que tiene el niño costarricense debe tenerlo igualmente en Salud y en Nutrición o sea que, a X años plazo, el niño costarricense, de cualquier escala social a que pertenezca, deberá tener derecho no sólo a la Educación, sino también a la Salud y a la Nutrición.

Esto cuesta hacerlo. Hemos calculado 4.000 comunidades en Costa Rica que incluyen pueblecitos en la montaña que muy pocos conocemos. Me recomienda el Dr. Weinstok que no solamente llevemos nuestros Programas de Salud y Nutrición a los lugares que ya tienen centros escolares, sino que busquemos la población dispersa, para tratar de llevar a ella también nuestros Programas de Salud y Nutrición. Esto es muchísimo más difícil, ya que hay costarricenses a quienes les gusta meterse por los ríos a hacer obras donde nadie los encuentra y es difícil llevar programas públicos a ellos; pero en esos ranchos viven niños como animales, desnutridos, llenos de parásitos y analfabetas y hay que hacer un gran esfuerzo nacional para buscarlos donde estén y darles la atención que merecen.

Tal vez Miguel Salguero y yo somos los que más hemos andado en eso, uno escribiendo y otro haciendo política en el pasado. Pero ahora estoy visitando muchos que no conocía y todavía me quedan muchos por visitar En esos lugares, en cualquiera de las zonas dispersas que tiene todavía Costa Rica y que se están apenas haciendo y hasta en los barrios populosos de la ciudad habrá que tener Comedores Infantiles, en los cuales se dé comida sana, balanceada y atención de salud a niños desde que nazcan hasta que terminen su educación primaria.

Tenemos que considerar este programa también como estimulo a la producción de determinados artículos que van a ser necesarios para los Comedores Escolares y los Centros de Nutrición. La lista para esto no es una cosa fácil. Nos va a llevar tiempo. El Dr. Weinstok y yo nos reunimos durante horas con los del Consejo Nacional de Producción. Por ejemplo, que si el país está preparado para venderle al programa de Asignaciones Familiares la proteína y las calorías que se necesitan ya para una alimentación adecuada para la niñez costarricense.

El Dr. Weinstok logró negociaciones con Estados Unidos que prolongaron un año más los programas de CARE, los cuales han sido pioneros en la nutrición de los comedores escolares. Esto nos permitió, en el año 1975 todavía, tener un poco de alimento garantizado y tener activos los canales de distribución de alimentos en todos los pueblos donde hay Comedores Escolares.

La idea de este año es distribuir alimento seco poniéndolo al servicio de las comunidades en los centros que podamos establecer a nivel nacional. Espero que las mujeres de todos los pueblos a donde lleguemos nos ayuden mucho. Vamos a hablar con ellas, con los maestros y maestras, directores e inspectores de todas estas zonas. Trataremos de promover la huerta escolar -que he visto en muchos centros escolares- y a promover, con un sentido mayor de permanencia, la huerta que llamamos comunal o sea, aquella en la que no solamente van a producir alimentos frescos los chiquillos que están en la escuela, sino también los hombres y mujeres adultos.

Ya ustedes habrán visto posiblemente las películas del Ministerio de Cultura sobre el programa de salud rural de San Ramón. Habrán visto que es posible, con la misma idea del Dr. Ortiz Guier -que la trajo de Israel- establecer una medicina rural en manos de jovencitas campesinas entrenadas por el Ministerio de Salud.

Se están haciendo aceleradamente ensayos en muchos lugares del país, cambiando ciertas modalidades del programa original, para abaratar su costo. Creemos que el trabajo de vacunación, de letrinización, de localización de agua potable -para el cual el SNAA está programando muy directamente un tipo de programa- hará posible que nosotros llevemos la salud paralelamente con la nutrición, a un número grande de comunidades.

Ahora bien, la meta a muy corto plazo sería atender el 35% de la población del país y, desde luego la población infantil que consideramos que está en situación de más urgencia. Ese 35% de la población, creo que lo podríamos atender con 220 centros, de los cuales en este año que viene, 1975, esperamos poner a operar 110, o sea la mitad del programa de emergencia. Esto significa un trabajo increíble de dedicación, de colaboración de todos ustedes en sus pueblos y un trabajo grande de logística u organización: producción de la comida, preparación de la comida, transporte de la comida etc. Esto significa la coordinación de la salud, la producción, la educación y la labor comunal. Todo esto requiere una gran coordinación arriba, aquí en San José.

Mucha gente en la base va a colaborar en la ejecución del programa y esto es tal vez lo más difícil: el empleado de Agricultura, el funcionario del ITCO, del INA, de Salud de Nutrición, de Trabajo, de la Caja etc., puede coordinarse con todo el equipo humano que va a estar visitando estos Centros de Nutrición y Salud. Requiere una labor incansable y por sobre todas las cosas, una participación total de cada comunidad. Si la comunidad no entra abiertamente a participar a través de DINADECO y de las Asociaciones de Desarrollo Comunal (en fin, a través de todos los organismos locales), el programa no funciona.

La protección de los niños de Costa Rica, en última instancia pertenece a toda la población adulta de Costa Rica. Ya en camino, llegando a estas conclusiones en la Ley, volvimos a revivir una idea: una forma de aumentar el ingreso -o liberar el egreso- de las familias de menores recursos sería dándole atención de Invalidez, Vejez y Muerte al viejo de la familia que está alimentado y sostenido por el jefe de familia. Imaginemos una familia de 10 niños: el hombre trabajando, la mujer trabajando para los niños, cuidándolos etc., y además de eso, el viejo padre que ya no puede valerse por sí mismo, también viviendo a costa del jefe de familia. Pensando en esto, impulsamos, por medio de la estructura del Seguro Social, un programa agresivo de pensión para el viejo trabajador, desplazado de los campos. No solamente pudimos restaurarle dignidad a ese anciano, sino también liberar recursos del jefe de familia. Volvemos a lo mismo, aumentamos así, en forma indirecta, su ingreso. Esta idea, que expuso con gran vehemencia en años pasados el entonces Gerente de la Caja, don Álvaro Vindas González, la trajo a discusión el diputado don Rafael Ángel Calderón Fournier. Habló conmigo, habló con sus compañeros de fracción y todos llegamos a la conclusión de apoyarlo.

Parte de los ingresos de Asignación Familiar va directamente a la Caja del Seguro para la financiación de este Programa de Pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte para el campesinado no asegurado en Costa Rica porque como todos sabemos, el Seguro no ha penetrado del todo en los campos marginados.

Con motivo de la inauguración del Hospital de Nicoya hace un año, Monseñor Arrieta hizo un discurso muy violento. El es el presidente de la Conferencia Episcopal aquí en Costa Rica y yo le mandé un telegrama solidarizándome con todo afecto con sus palabras. No lo hice público porque estábamos en campaña electoral y eso era darle sentido político al telegrama. El sostenía que la revolución social de Costa Rica había ido transformando, desde los cuarenta, la condición del habitante de las ciudades y de las zonas campesinas de pequeños propietarios, pero no las zonas alejadas de los centros de población. El no cobraba esto al Seguro sino que le señalaba ese problema: las grandes instalaciones y programas del Seguro se hacían en zonas de más fácil acceso y atención, que en zonas de más difícil acceso.

Yo le mandé el telegrama porque lo mismo dije yo cuando di mi voto afirmativo, razonado como diputado, a la ruptura del tope y a la universalización del Seguro Social. Insistí en que la Seguridad Social común -no solamente los Seguros Sociales sino todos los programas de Seguridad Social- debía tomar muy en cuenta las zonas costarricenses que reciben menos beneficios de la sociedad o sea, que tienen menos seguridad social.

Y entonces se incluyó el programa. Me satisfizo mucho que los diputados lo aceptaron así y mayor satisfacción tuve cuando, después de grandes discusiones nacionales por cámaras, por sindicatos, por personas y personalidades, se aprobó la Ley en tercer debate por una votación de 40 a 12 en la Asamblea Legislativa. Y creo que muchos de los que votaron en contra, de buena fe, verán desvanecidas sus dudas -muchas de las cuales yo compartí cuando ellos las expresaban en la Asamblea- con las explicaciones que yo he seguido dando y con la marcha de este programa a partir de marzo. Pero la verdad es que si uno hubiera buscado una ley perfecta, nunca habríamos tenido nosotros la oportunidad de obtener esa Ley.

No seamos demasiado optimistas. Ya con la Ley en la mano y con los recursos que se empezarán a obtener a principios de año, podemos comenzar la tarea; pero, como dije antes, la gran conquista de la educación universal lleva 105 años de enunciada y todavía no es realidad.

Las grandes conquistas de reforma social de los cuarenta y otros similares en décadas posteriores están apenas implementándose en el país. Los programas de Asignaciones Familiares van a llevarse su tiempo, pero lo más satisfactorio para mi como Presidente de todos ustedes es que me haya dado en la vida la oportunidad de iniciar este movimiento en que yo espero que participen todos los costarricenses que están hoy oyéndome.

La mejor forma de celebrar la Navidad de 1974 es tomar cada uno la determinación de sumarse a esta gran lucha nacional contra la desnutrición y contra la enfermedad que, entre otras cosas, es el programa de Asignaciones Familiares.

Explicación a las Cámaras y Sindicatos del problema de la Costa Rica marginada

San José diciembre 4 de 1974

Señores
Unión de Cámaras y Asociaciones
Confederación Auténtica de Trabajadores Democráticos (CATD)
Confederación Costarricense de Trabajadores Democráticos (CCTD)
Confederación General de Trabajadores (CGT)
San José

Estimados señores:

He recibido con vanos días de intervalo, las cartas de ustedes en relación al Proyecto -ley que se discute en la Asamblea Legislativa. sobre Asignaciones Familiares. Perdonen que mi contestación sea retrasada para algunos, pero, cuando tuve conocimiento de que el movimiento de oposición envolvería por igual a cámaras y centrales sindicales, preferí esperar para hacer una respuesta única a sus entidades.

Tengo la impresión de que pocas personas han leído cuidadosamente el dictamen de mayoría de la Comisión de Asuntos Sociales, ya que se dan por aceptadas, como si estuvieren en ese dictamen, una serie de desviaciones de la idea original, que vendrían a justificar la oposición que se le hace. Yo he leído ese dictamen con cuidado varias veces y me parece que responde a la idea fundamental que el país discute; aumentar el ingreso a familias de escasos recursos.

Pero mejor vamos un poco atrás.

Hace más de dos años, el Presidente Figueres y un grupo de compañeros llegamos a la conclusión de que nuestra política de veinticinco años de jornales crecientes no había logrado cubrir otro género de injusticia social: las familias de muchos hijos, en comparación a las de pocos hijos, cada vez que se ajustaban salarios recibían menos ingreso por hijo. Y se estudió con cuidado la solución que a esos problemas habían dado más de setenta países que tenían programas de Asignación Familiar. Se llegó a varias conclusiones y, con base en ellas se envió el proyecto original a la Asamblea Legislativa. La asignación era en efectivo y se giraba a la madre de familia; la asignación era decreciente y limitada a un número de hijos, para evitar una política contraria a la planificación familiar y se financiaba con un 15% de aumento en las planillas, que con el correr del tiempo se redujo a un 10%.

La oposición, desde su presentación, fue durísima por parte de los grupos patronales.

En campaña política se me hicieron gran cantidad de observaciones sobre el proyecto original, algunas de mucha sensatez. Me reuní muchas veces con personeros de las cámaras, oyendo sus objeciones, y, en muchos casos, les di la razón. Traté de negociar, ya electo, una sola carga social, que llamamos colón social, donde se incluyeron todas las cargas existentes, más la asignación, para un solo descargo en planillas, con el compromiso mío de no alterarlo en los cuatro años de mi Gobierno. Discutí hasta la saciedad la conveniencia de seguir aumentando sueldos y jornales en efectivo, y de fortalecer programas que fueran más a la familia y a los hijos. Insistí y parece que no se ha comprendido, que la asignación, tal como se concebía, era menos gravosa para el empresario que un simple aumento de salarios, y más útil a la sociedad, pero o no me di a entender, o no me hicieron caso. Llegué a la conclusión de que momentáneamente era más urgente llevar a los hogares de menores recursos un salario real mayor a base de programas de salud y nutrición y formé para ese efecto una comisión compuesta por el Dr. Weinstok, don Danilo Jiménez y don Alvaro Jenkins, muchos meses antes de las elecciones, para que tuvieran listos esos programas en mayo de 1974.

La comisión fue ampliada posteriormente y está ya preparada para llevar sus programas a todo el país.

Una vez que acepté una serie de recomendaciones de los señores empresarios creyendo que habían quedado convencidos, me di cuenta para mi sorpresa que ellos insistían en financiar todo a base de impuesto de ventas, que no responde en absoluto a la idea de ingreso por salario. Pero, en fin, lo importante era iniciar programas y acepté que parte de los programas se financiaran por ventas. Me habían aceptado un 7% cuando se inició la guerra a muerte contra ese rubro. Lo bajamos a cinco luego insistieron que fuera creciente a razón de 1 % por año empezando en 1974, y a reagañadientes lo aceptamos. Lo importante era empezar. Así lo expuse en un almuerzo a empresarios de la Cámara de Comercio, como Presidente Electo. Y pacientemente me mantuve en contacto con muchos grupos empresariales y con miembros de la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea Legislativa, así como con muchos diputados, hasta la aprobación final del dictamen de mayoría, que, si bien no es perfecto, da base suficiente para lograr lo que más nos interesa: llevar un ingreso real mayor a las familias de menores recursos.

La revolución social, que se inicio en el país en la década de los cuarenta, ha dejado por fuera a quien no es asalariado fijo en los grandes centros de población o en zonas rurales desarrolladas por empresas grandes. La familia campesina de menores recursos no ha recibido en tres décadas, los beneficios que sí reciben quienes tienen empleo estable, y es casualmente a esas familias desposeídas a quienes primero se debe llegar con la garantía de un salario real justo, que es un ingreso familiar en efectivo y en especie. Si pudieran hablar esas miles de familias que constantemente veo en el país, tal vez podrían publicar un manifiesto, como el que han publicado ustedes, explicando al país sobre su miseria y marginación.

Como no tienen quien hable por ellos, perdónenme si los represento ante ustedes. Y no hago demagogia: miles de hogares costarricenses no conocen las conquistas sociales ni saben de qué se trata. Viven en los campos y muchos han traído su miseria a la orilla de nuestras ciudades; claro está que no están organizados en sindicatos, pero también trabajan, o digo mejor, trabajan más que todos nosotros, porque para ellos no hay ocho horas. ni cinco días de trabajo, ni preaviso, ni cesantía, ni decimotercer mes, ni seguro social, ni colonias veraniegas, etc. etc. Sin dañar la economía, Costa Rica entera tiene la obligación de aumentar el ingreso de esas familias, estén donde estén, y, mientras tanto, quienes han recibido beneficios del cambio social deberían ser solidarios con ellos. ¿Cómo voy a hablar con líderes sindicales sobre ajustes de salarios, o con empresarios de quitar impuestos. si le están gritando al país que no creen en la solidaridad humana ni en la justicia social cristiana?

Si yo tengo una empresa modesta que paga ¢20.000,oo de planillas mensuales, para financiar la asignación, se me pide en enero un aumento de ¢400,oo. Esa misma empresa, si tengo que aumentar salarios en un 10% tendría que pagar ¢2.000,oo más. Esta aritmética la hago yo todos los días y no entiendo a quienes me hablan de aumento de costos si aceptan aumentos de salarios nominales luchando por ellos y no aceptan aumentos menores de salarios reales. Y preguntaría, además, ¿qué aumenta la inflación, el salario nominal o el salario real? Sobre todo si ese salario real se va en arroz, frijoles, leche, carne, pescado, legumbres, frutas y medicamentos nacionales.

Me he empeñado modestamente en enfrentarme al problema de la Costa Rica marginada que cada día se hace más grande. En campaña ofrecí reducir la brecha que existe entre quienes tienen mayor ingreso y los que tienen menor ingreso. Estoy en eso. El dictamen de mayoría hace posible esa lucha en dos campos: salud y nutrición, y, además, añadió, a iniciativa del diputado Calderón Fournier, un programa a financiar en la Caja del Seguro Social que puede llevar pensión de retiro al trabajador campesino que no tiene hoy derecho a ella, por no ser trabajador fijo asegurado, como sí tienen otros trabajadores costarricenses. Quitar la carga de cuidar al viejo del campo a su propia familia, muchas veces de escasísimos recursos, es justicia para el trabajador de la tierra y es aumento en el ingreso de su familia que hoy a duras penas tiene que ver por él. En cuanto a los demás programas que se desea financiar con las asignaciones familiares, queda a juicio del Poder Ejecutivo, por medio del Ministerio de Trabajo y la Oficina de Planificación destinar las sumas que considere adecuadas, cada año, para llevarlas a cabo. Mi impresión es que, si se presentan determinados programas que llevan el mismo objetivo de aumentar el ingreso familiar a hogares de menores recursos, deben ser apoyados. Hay dos formas de aumentar ingresos a esas familias: dándoles más ingreso en colones o en bienes y servicios, o quitándoles cargas que hoy tienen que soportar. La Asignación Familiar, tal como la entiendo yo, debe empezar por los miles de hogares que viven en esa otra Costa Rica, que pocos conocemos, donde las conquistas sociales no se conocen ni por el nombre.

Los memoriales de las Cámaras y de los Sindicatos, que parecieran escritos por una misma mano, empeñada en formar un frente unido contra los costarricenses que menos tienen y que ni siquiera pueden dejar oír su voz, centran su oposición al proyecto que se discute en la Asamblea Legislativa en dos puntos. Ambos se oponen al método de financiación que se ha escogido; las Cámaras, por considerar que resulta en un gravamen a la producción, y los Sindicatos, por estimar que conducirá a que la Asignación Familiar la pagan los propios trabajadores. A mi juicio, tanto las Cámaras como los Sindicatos exageran sus respectivos argumentos y olvidan -ojalá que involuntariamente- que es éste uno de los puntos en que ha sido necesario llegar a una transacción. De todos es bien conocido que en todo momento he apoyado la financiación con cargo a la planilla y me he opuesto a que para ello se eleve el impuesto sobre las ventas. Pero he estado de acuerdo en la fórmula mixta, en aras de la finalidad fundamental de que empecemos el año con un régimen de asignación familiar para los grupos más desvalidos de nuestra sociedad.

El segundo punto de coincidencia en su oposición al proyecto, junta a Cámaras y Sindicatos es la común expectativa de que la asignación familiar va a servir más para financiar instituciones públicas que para aliviar la situación económica de las familias de menores ingresos. En esto sólo tengo que reiterar mi convicción de que en la etapa actual es mejor seguir una política de ingresos familiares que cubra directamente necesidades básicas como salud y nutrición, que impulsar exclusivamente un continuado aumento del salario nominal y agregar que salgo garante personalmente de que la asignación familiar no va a servir para alimentar la hipertrofia de la burocracia gubernamental, sino que habrá de utilizarse en aumentar de inmediato la cantidad de bienes y servicios de que dispongan aquellas familias. Creo que he dado suficientes muestras de mi apego a este principio de austeridad y restricción en lo que toca a crear nuevas plazas en la Administración Pública.

Cuando en cualquier institución parlamentaria se quiere matar un proyecto, se forma una comisión nueva para que lo estudien. Cuando en Costa Rica se quiere detener una conquista, se habla de la unidad nacional y de la necesidad de una comisión para ponernos de acuerdo. ¡Ahora se trata de formar una comisión, ya no para elaborar una fórmula sobre Asignación Familiar, sino para establecer un plan integral de desarrollo nacional y una solución transitoria a los problemas de las clases marginadas!

No creo, honestamente, que haya un solo costarricense que se oponga a que traslademos una parte de nuestro ingreso a miles de hogares que no han tenido el privilegio, que hemos tenido nosotros, de ser parte de una Costa Rica que nos permite vivir con comodidad. Por esa razón y con todo respeto, no puedo acceder a retirar del conocimiento de la Asamblea Legislativa el proyecto ley de Asignaciones Familiares, sino, por el contrario, instar vehementemente a los señores Diputados a trabajar en él con más afán, para ver si es posible anunciar, en esta Navidad a miles de hogares con miseria, que un gran sector costarricense conoce sus problemas y desea aliviarlos a la mayor brevedad.

De ustedes con todo respeto,

Daniel Oduber

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