Documento colectivo publicado parcialmente en el diario La República, 20 y 21 de agosto de 1968. Incluido completo en Armando Vargas Araya, El siglo de Figueres y otros textos políticos, San José: Editorial Juricentro, 1993, páginas 27-54.
La transformación del Partido Liberación Nacional (PLN) en una institución política permanente y cada vez más democrática, es una meta que ha inspirado, a lo largo de varias décadas, importantes movimientos de reforma y modernización. Una de las etapas de mayor riqueza y vigor en el propósito compartido de renovación y cambio liberacionista, tuvo lugar en 1968 cuando fue convocado el Primer Congreso Ideológico.
Bajo el liderato del Dr. Alfonso Carro Zúñiga,1 quien venía de servir en forma brillante en el gabinete del Presidente Francisco J. Orlich (1962-1966) como Ministro de Trabajo y Previsión Social, un número de liberacionistas nos organizamos en un grupo de estudio con el afán de elaborar un documento para ser presentado al Congreso. Los rumbos diversos de la vida política y los avatares del destino condujeron a la diáspora a este núcleo humano de tan apreciable grupo de estudio, entre quienes se contaban, además del Dr. Carro Zúñiga, el Lic. Carlos Paniagua, el Dr. Gerardo Trejos Salas, la Lic. Elizabeth Odio Benito, el Lic. Gonzalo Fernández, el Lic. Julio César Jaén Contreras y el autor de estas notas introductorias, Armando Vargas Araya.
Quienes trabajamos en esa tarea durante el primer semestre del ahora lejano año de 1968, considerábamos que la decisión de constituir efectivamente un Partido permanente y democrático era una responsabilidad impostergable. Creíamos que solo un movimiento político con tales características podía ser una sólida garantía de que las definiciones ideológicas adoptadas en el Congreso contarían con autoridad y podrían ser ejecutadas desde el poder. Pensábamos que ambos aspectos —la definición ideológica conforme a las exigencias de nuestra sociedad, y la constitución del PLN como Partido democrático y permanente— abrirían un periodo de mayor madurez política y de innegable trascendencia histórica al Partido de la Revolución de 1948.
El producto de aquellas prolongadas sesiones de estudio y reflexión, en la casa que había sido residencia del Dr. Ricardo Moreno Cañas, fue un texto colectivo, redactado en corto plazo, que circuló de manera restringida en fotocopias, bajo el título de Movimiento para estructurar a Liberación Nacional como Partido permanente e ideológico.
Como era de esperarse, algunos dirigentes históricos del PLN expresaron su criterio adverso a las tesis de renovación y cambio. Don José Figueres, por ejemplo, dijo:
Nos hemos institucionalizado demasiado. La crisis del país no es de instituciones, sino de autoridad. Lo que se necesita en el Partido y en el Gobierno futuro es quién mande.2
Con el deseo de escudriñar el pasado para no errar en el camino del futuro, es oportuno rescatar aquel añoso documento, cuya lectura puede resultar de interés y estímulo para quienes hoy luchan por objetivos semejantes. Al reproducir este texto colectivo, ratifico mi consideración y estima a cada uno de quienes participaron en su concepción, discusión y formulación.
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