Roberto Castro Chaves
Sin hacer análisis numérico de los resultados, podemos decir que el pueblo se manifestó conforme al descontento mayoritario del electorado y que Maduro acepta la derrota mordiéndose la lengua y con un contexto internacional, manifestando disconformidad con el gobierno actual y en medio de comentarios negativos de organismos internacionales, aceptados o no por el máximo dirigente del Marxismo “cibernético” venezolano.Los resultados electorales apenas es el paso inicial para incursionar en un proceso de cambio que tiene que penetrar estructuras burocráticas y legales que tienen muchos años de consolidación y arraigo, dentro de un país de grandes recursos, que han sido utilizados de forma muy ligera y poco provisoria, pero que ha solidificado una estructura paralela de gran arraigo y penetración en la organización partidaria y oficial del gobierno.
Los cambios que se pretendan deben realizarse despacio y con precisión, por cuanto las propuestas muy apasionadas y desmedidas pueden conducir a un incremento de la violencia, la que ya tiene dimensiones considerables, y podría convulsionar la ciudadanía venezolana que en este momento es muy propensa a un estallido de resultados más negativos que beneficiosos.
La mayoría electoral es considerable y podría incrementar un tanto, pero como bien decía Napoleón, “es más difícil administrar una victoria que asimilar una derrota”, de tal manera que ahora lo importante es que las decisiones que se tomen deben ser comedidas y con gran apoyo popular. Hay gran interferencia entre los poderes venezolanos lo que puede tener un grado mayor de complicación, sin dejar de lado el poder y la cobertura del Ejército, situaciones que tienen que ser muy ponderadas a la hora de tomar decisiones, que puedan afectar de alguna manera los intereses creados y enraizados en las administraciones Chávez y Maduro.
La Mesa de Unidad Democrática está conformada por intereses e ideologías muy variados y cada cual desea que su interés sea sobresaliente en el proceso, y todos tienen razón, lo que no sabemos a ciencia cierta, es cuál es el peso específico electoralmente que corresponde a cada uno, pero lo más serio y peligroso para el pueblo venezolano, es a la distancia y con muy pocos hilos de sapiencia, no vemos un líder dominante que sea capaz de asimilar la diversidad de intereses y canalizar la energía social por un solo cauce. Este es el problema preocupante que debe analizarse para que la victoria electoral produzca resultados positivos y tengamos una Venezuela victoriosa.
Abrazo cordial
Comentarios Facebook