El pensamiento de Daniel Oduber

Marcelo Prieto

Por Marcelo Prieto Jiménez

Presentación

Marcelo Prieto Jiménez, de 21 años de edad, alajuelense, cursa el segundo año en la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica. Es uno de los representantes de la juventud del Partido Liberación Nacional que mejor la caracteriza, porque su militancia es seria, consciente e intensa. No es vocinglera, ni vana, pero está dispuesta a vigorizar la ideología del Partido, lo mismo que a reducir la brecha entre planteamientos y realizaciones. La actividad de Marcelo se concentra hoy día en sus deberes como Presidente de la Juventud Liberacionista de Alajuela y como Secretario Regional de Capacitación y Doctrina. Además, estudia y escribe sobre el Partido Liberación Nacional. En 1972 ganó el concurso que el Partido realizó para conmemorar su XXI Aniversario, con su trabajo «Qué es y qué debe ser el Partido Liberación Nacional».

El ensayo que presentamos ahora fue escrito en 1971, para los fines de la cátedra de Filosofía Política impartida por el Dr. don Luis Barahona Jiménez, en la Facultad de Ciencias y Letras de la Universidad de Costa Rica. Es un meritorio trabajo de crítica e investigación. Revela muy bien la personalidad del propio autor: su afán de profundizar en el significado de la causa en la que cree y por la que lucha. Es también -y principalmente- el mejor estudio que se ha realizado sobre Daniel Oduber, porque lo que hasta ahora se ha dicho acerca de esa figura descollante del liberacionismo, no ha logrado lo que Prieto Jiménez alcanza en esta obra: destacar con nitidez, sin deformaciones, un perfil ideológico de Oduber, con base en lo que el mismo Oduber ha dicho y escrito. Lo enmarca a la vez en el campo amplio de la Social Democracia, así como en el partido político a que pertenecen y en el del país que ambos quieren tanto.

En su valiosa obra, Prieto Jiménez a la par de darnos una clara semblanza de Oduber, con sólo atenerse a la verdad histórica destruye uno de los mitos que tirios y troyanos han creado respecto a su personaje: el mito de que «Daniel no se define». Después de leer a Prieto Jiménez, nadie que pretende analizar objetivamente la política nacional podrá, sin violentar la verdad, creer más en ese mito. Marcelo pone las cosas en su lugar: Daniel Oduber ha definido con claridad meridiana, sin ambigüedades ni eufemismos, su posición ideológica. No ha dejado duda alguna sobre su ubicación en el campo progresista de la Social Democracia. Ha expresado su criterio en los temas fundamentales que se han discutido en el país, lo mismo que en los internacionales que interesan a nuestra época.

Lo que Prieto Jiménez nos dice lo sabíamos quienes acompañamos de cerca a Oduber en sus quehaceres políticos. Sabíamos, por ejemplo, que se había definido ante el problema agrario, impulsando la Ley de Tierras y Colonización, pionera en ese campo; conocíamos su posición en favor de la banca nacionalizada, lo mismo que su apoyo caluroso a quienes en 1967 nos tocó luchar, en la Asamblea Legislativa, para que no pasara a manos privadas, nacionales y extranjeras. Conocíamos su serena y firme actitud en la Cancillería de la República, durante la Administración Orlich. Ahí defendió los principios cardinales de la política exterior liberacionista, como los que se refieren a la lucha contra el colonialismo y la discriminación racial, entre otros problemas relativos a los derechos humanos. No teníamos dudas acerca de la definición del compañero Oduber en muchas otras cuestiones de importancia.

Pero era necesario que un representante calificado de la nueva generación de liberacionistas, sin prejuicios, con apego a los hechos, como corresponde a un trabajo realizado dentro del marco académico, ansioso además de estudiar a su Partido y a sus líderes, se encargase de desvanecer el mito.

Claro está, si para considerarlo como político con ideas definidas, los encargados de mantener el mito pretenden que Oduber se pronuncie en todas las frecuentes querellas parroquiales, que en Costa Rica algunos entienden como actividad política, pues no podrán satisfacerse nunca. Como este estudio lo pone de manifiesto, Daniel Oduber es un hombre de su época y ésta plantea a cada estadista problemas de gran categoría, todos angustiosos. Sobre tales problemas, que son los importantes por referirse a la modernización del país y afectar el destino de las mayorías, Oduber se ha pronunciado oportuna y reiteradamente.

Este trabajo no pretende agotar el estudio del pensamiento político de Daniel Oduber. El autor hace un comentario serio sobre las fuentes que él estima son las principales en las que se ha nutrido su personaje, lo mismo que con base en citas de diversas manifestaciones del propio Oduber. No obstante, Prieto Jiménez no trata de ser dogmático porque ni Oduher, ni él, ni el Partido Liberación Nacional lo son.

Ya lo dice categóricamente la Carta Fundamental del Partido: «Nuestro ideario surge del constante y objetivo estudio de los problemas de la sociedad que nos rodea, en busca de posibles soluciones. No es estático sino que está en permanente proceso de análisis y perfeccionamiento. Actuamos libres de dogmatismos y ortodoxias».

La misma Carta destaca, en el preámbulo, el hecho de que las raíces principales del Partido están bien arraigadas en la historia de Costa Rica. «Con profundo respeto por la historia nacional -expresa- la entendemos como una constante construcción de democracia», y agrega que «sentimos la imperiosa necesidad de que la acción política se inspire en los esfuerzos y realizaciones de hombres como Braulio Carrillo, José María Castro, Juan Rafael Mora, Jesús Jiménez, Julián Volio, Mauro Fernández, Tomás Guardia, Cleto González, Ricardo Jiménez, Jorge Volio y Alfredo González». Ejemplos con los que se quiere demostrar que el fin principal del Partido es actuar como heredero de los precursores que han forjado las instituciones políticas del país y han abierto vías al progreso, lo mismo que a la justicia.

Por todo eso la Carta declara: «concebimos la historia de Costa Rica como la lucha del pueblo por una vida mejor dentro de la democracia y la libertad, asentadas en la dignidad humana.»

Por lo tanto, cuando Marcelo Prieto se ocupa de explicar lo que es la social democracia, el aprismo y el liberalismo norteamericano, asociando tales movimientos o doctrinas con el pensamiento político de Oduber, no trata de señalarlo como un político de ideas extrañas al país. Lo que se propone es señalar el hecho de que las personas, y en particular los estadistas, deben tener alguna ubicación ideológica. Porque no se puede, sin ser irresponsable, conducir a un país segura y certeramente sin ninguna ideología. Tan importante objetivo no se alcanza con improvisaciones, ni con un simple pragmatismo vacío de contenido doctrinario.

Estamos seguros de que este trabajo contribuirá a enriquecer la bibliografía acerca de Liberación Nacional y sobre uno de sus más sobresalientes líderes. Sobre todo, servirá para darle a las nuevas generaciones del país una imagen clara de un hombre que, por su pensamiento y trayectoria, merece el caluroso apoyo de ellas.

San José, marzo 1973

FERNANDO VOLIO JIMENEZ

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