Volver a Liberación: Oduber (II)

Volver a Liberación

Por varios

Sin duda, el período presidencial de Daniel Oduber será recordado en el campo agrario como el más importante del siglo pasado»

I. INTRODUCCION

En estos cuadernos titulados «Volver a Liberación» hemos destacado la labor de Daniel Oduber como político, estadista y pensador de primer orden, fundador del Partido Liberación Nacional y Presidente de la República.

Daniel fue un agricultor de corazón. Amó a Guanacaste y en Liberia estableció su hacienda «La Flor». El aeropuerto de esa ciudad lleva su nombre.

En su administración no sólo se preocupó por la producción agrícola, sino que también se interesó en su comercialización y en la seguridad alimentaria de nuestro país. Esto se pone de manifiesto en los artículos que aquí publicamos los cuales enfocan aspectos de la eficaz labor agraria que se llevó a cabo.

Como complemento a su labor agraria impulsó, como el que más, el Programa Integral de Mercadeo Agropecuario, PIMA, donde emprendimos la construcción y puesta en marcha del CENADA (Centro Nacional de Abastecimiento y Distribución de Alimentos), donde se comercializa la mayor producción agrícola del país. Hoy día, a la par de otras actividades relacionadas con el mercadeo agropecuario, se está llevando a cabo la intercomunicación con los mercados de mayoreo internacionales para la colocación de nuestros productos.

Sin Daniel Oduber y su apoyo decidido, no hubieramos podido llevar a cabo esta actividad relacionada con el mercadeo agropecuario, hoy consolidada e irreversible.

Rufino Gil Pacheco

II. LA LABOR AGRARIA DE LA ADMINISTRACION ODUBER

José Manuel Salazar Navarrete

En la década de los años 60 y a principios de los 70 se estaba terminando la libre disponibilidad de tierras; la llamada frontera agrícola se agotaba. Imperaba una especie de ley de la selva y en todas las regiones del país la tierra era ocupada sin freno ni plan alguno, acaparada mediante un desordenado proceso de titulación y de colonización espontánea. Se multiplicaban de manera alarmante los casos de invasión de fincas, produciendo numerosas y violentas situaciones de precarismo.

Fue por eso que intervino el Estado. En 1962, durante la Administración Orlich, fue fundado el Instituto de Tierras y Colonización. Las actuaciones sobre el agro y el pensamiento que las inspiraban tomaron impulso y alcanzó su gran momento en la década siguiente.

Sobresale la política definida y aplicada bajo la Administración Oduber, política que tenía dos grandes aspectos, tan estrechamente complementarios entre sí, que eran como las dos caras de una misma medalla. Por un lado, el Estado destinó grandes áreas a parques nacionales; por otro, definió regiones de desarrollo, poniendo en manos de millares de agricultores y sus familias grandes cantidades de tierra, mediante asentamientos planeados, con el apoyo de asistencia técnica, caminos, crédito, servicios comunales y de mercadeo, coope rativismo, educación, etc.

Con respecto a las áreas de parques nacionales, el Gobierno prohibió en ellos la apropiación de terrenos, es decir, declaró que allí no entraría nadie a posesionarse de tierra, pues ésta se reservaba para que generaciones futuras pudieran conocer la flora y la fauna y los maravillosos bosques originarios de Costa Rica. Por otra parte, en las regiones de desarrollo, todas de gran tamaño, el Gobierno dió tierras a un elevado número de familias costarricenses, dotándoles del referido sistema de apoyo.

Fueron numerosas las regiones de desarrollo establecidas y, para hacer ver los alcances y la magnitud de esa política será suficiente citar el caso de Coto Sur. Ningún Gobierno en la historia de Costa Rica ha llevado a cabo en el sur del país un proyecto tan grandioso. En 1975 se efectuó, con el respaldo del presidente Oduber, la expropiación de las tierras incultas de la empresa United Brands. Fue así como se asentaron en las treinta mil hectáreas de Coto Sur cerca de tres mil familias de agricultores. El Instituto de Desarrollo Agrario trazó y constituyó unos ciento cincuenta Kilómetros de caminos; fundó más de quince centros de población; construyó puentes, centros comunales, escuelas y situó allá a numerosos ingenieros agrónomos para que convivieran con los campesinos y les ayudaran, tal y como colaboraron en estos centros los pragmáticos científicos de la Misión Agricola de China.

En la actualidad se desarrolla en esa colonización de Coto Sur uno de los mayores proyectos de agroindustria del pais: el cultivo e industrialización de la palma aceitera, para el consumo nacional y la exportación de aceites vegetales comestibles y sus subproductos. Hay un gran déficit de este aceite vegetal y una cuantiosa demanda en el mundo. Este proyecto, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y por el organismo estatal de desarrollo de Inglaterra (CDC) tiene un valor de inversión de cerca de cincuenta millones de dólares. Se ha desarrollado con pleno éxito desde el momento mismo en que fue puesto en marcha durante el Gobierno de Oduber, cuando se invirtieron más de treinta millones de colones del IDA en los primeros semilleros de la palma aceitera y se elaboraron las solicitudes de crédito internacional. Es notable la satisfacción de esos organismos financieros (BID y CDC) por la democracia económica que existe en el proyecto, en el que tantos centenares de agricultores son dueños de la tierra.

Este tipo de labor está presente en todos los confines del país. Desde que que fundado en 1962 el Instituto de Desarrollo Agrario (antes ITCO) ha dotado de tierras a más de sesenta mil familias de agricultores. Hay un gran número de asentamientos de tamaño mediano, pero las regiones de desarrollo se caracterizan por su magnitud. Sobresalen, por ejemplo en San Carlos, las de Trinidad, Sonafluca, La Lucha y Los Angeles; en el resto del Atlántico: Río Frío, El Indio, Cariari, Neguev, Maryland, Bataán; y en la vertiente del Pacífico: Coyolar, las tierras que en el Valle de El General fueron propiedad de Alcoa, el mismo Coto Sur, y el caso especial, bien conocido, del Distrito de Riego de Moracia.

Los cuatro años de una administración no alcanzan sino para la fase fundacional y constructiva de cada proyecto. Algunos Gobiernos se han dedicado más bien a la tarea relativamente secundaria de elaborar los títulos jurídicos de las parcelas para entregar esos papeles a los campesinos. Nadie puede negar que la labor agraria de fondo es la de adquirir las tierras y poner a los agricultores en posesión de ellas. Y es en esto que sobresale la Administración Oduber, por la cuantía y calidad del trabajo realizado en ese sentido. Todo costarricense deberá estar orgulloso de esas labores: la de parques nacionales y la de los inmensos asentamientos en regiones de desarrollo. Sin duda, el período presidencial de Daniel Oduber será recordado en el campo agrario como el más importante de este siglo.

III. COMENTARIO

Ing. Agr. Sergio Quirós Maroto

En estos días se están analizando y discutiendo dos temas importantes en la vida política e institucional de Costa Rica: Asignaciones Familiares y políticas sobre producción de granos básicos, incluyendo costo de vida.

En diciembre de 1974 Daniel Oduber firmó la Ley de Asignaciones Familiares que vino a dar salud y nutrición a las clases más pobres durante un cuarto de siglo, especialmente los niños de Costa Rica, Ayudando así a sus padres que podían economizar en la compra de alimentos.

Desafortunadamente vemos hoy con tristeza que los recursos asignados por la mencionada Ley están siendo despilfarrados y malgastados, llenando de angustia a aqueilos hogares que deben recordar con pesar las palabras del Presidente Oduber cuando el 24 de diciembre de 1974 dijo: «Mi gobierno dedicará sus principales esfuerzos al programa de salud y nutrición de la niñez costarricense, el cual se financiará con los ingresos que produzca la Ley de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares».

Ahora, mientras se discute quienes son los principales culpables políticos, o quienes fueron los que más millones sustrajeron de esos recursos, los niños con hambre esperan, los padres se lamentan apesadumbrados y ios demás pobres -especialmente los pequeños agricultores- ven con angustia como se paralizan los programas de compensación social. Daniel, desde la eternidad, debe estar tan indignado como nosotros aquí en la tierra, observando las infamias que se cometen.

En estos días también escuchamos las quejas de los agricultores, especialmente de la zona norte de la provincia de Alajuela, porque nadie les quiere comprar sus abundantes cosechas, especialmente arroz. Las presiones y amenazas que ellos ejercieron obligaron al gobierno a intervenir ante los grandes industriales los cuales -como una dávida- accedieron a comprar la mitad de la producción, dejando el resto de la cosecha almacenada en las bodegas del Consejo Nacional de Producción para mejor suerte.

Argumentan algunos funcionarios actuales que en la Administración anterior se autorizó importar más arroz de la cuenta y que sus plantas están sabrecargadas. En estos casos también vemos con dolor cómo se desquisiaron las políticas de estímulo a la producción nacional de granos básicos, establecidas en el período de gobierno de Daniel Oduber (1974-1978): precios mínimos garantizados para el productor, plantas adecuadas para almacenar y procesar toda la producción respaldando así las políticas de estímulo a la producción nacional y dando confianza a los agricultores de que sus cosechas serían adquiridas en su totalidad y a precios razonables.

Vinieron después algunos sabios de la economía y recomendaron que era preferible importar los granos que producirlos en el país. Consecuentemente se desanimaron los agricultores. Se abandonaron fincas, se encharralaron terrenos antes preparados para el cultivo de granos, se cerraron las plantas del Consejo Nacional de Producción y en consecuencia dejamos de ser autosuficientes en la producción de granos básicos. ¿Volverán a sembrar los pocos valientes agricultsres de la zona norte de Alajuela ante el panorama que se les ha presentado este año? ¿Producirán suficiente los agricultores extranjeros para abastecernos? ¿Tendremos los dólares necesarios para pagarles a esos agricultores extranjeros?

Triste y semejante panorama encontramos al otro lado de la calle: consumidores sumidos en la inquietante alza en los precios de la canasta básica y en general del costo de la vida. Observan esos consumidores de bajos ingresos cómo se levantan enormes centros comerciales que albergan supermercados pertenecientes a pocas cadenas comerciales, sin control ni competencia que pudiera frenar esa desbocada carrera de precios.

Muchos de esos consumidores añoran el pequeño estanco del C.N.P. que en alguna forma cumplía con el objetivo que la ley le había asignado: estabilizar los precios de los productos de primera necesidad. No culpamos a éste u otros gobiernos anteriores, estamos sí preocupados por la implantación de esas políticas neoliberales que van asfixiando lentamente a los pequeños productores, pequeños industriales y comerciantes que ya no pueden competir con los grandes monstruos que van adueñandose poco a poco de un aparato industrial y comercial que nos lleva peligrosamente por caminos que nos conducen no sabemos donde.

De ninguna manera estamos combatiendo el correcto desarrollo de la empresa privada honesta y competitiva. Unicamente pensamos que a la par de esos gigantes de varilla y cemento -que lógicamente no deben encerrar dentro sus lujosas paredes mucha sensibilidad social- sería ejemplo para el mundo entero contemplar de nuevo los humildes y pequeños expendios de C.N.P., luchando y sobreviviendo por la defensa de los consumidores. Nos dirán otra vez más que los expendios perdían dinero. Don Pepe Figueres, al formular la Ley de Fomento a la Producción y a la estabilización de precios en 1948, jamás pensó que fuera para ganar dinero, sino para proteger a los pequeños.

Algunos costarricenses, talvez ingenuos, pensamos que si esto llegara a suceder, contemplaríamos la repetición del milagro del pasaje bíblico donde el pequeño David venció al gigante Goliat.

IV. PRESIDENTE ODUBER SE PREOCUPO POR EL FUTURO CAFETALERO

Corría el año 1976 y los precios del café de exportación eran de lo más satisfactorios para el país. El Presidente Oduber tuvo la iniciativa de aprovechar esos buenos tiempos para proponer la creación de un fondo especial. Ese fondo sería aprovechado por los caficultores en la época de «vacas gordas», en los precios del café, en previsión de que llegarán las «vacas flacas» con precios corrientes o malos.

Para conocer el proyecto los dirigentes de esta época de la Federación de Cooperativas de Caficultores, FEDECOOP R.L., invitaron al Señor Presidente a una reunión que se celebró en sus instalaciones.

Don Daniel aceptó la invitación y se presentó con el Ministro de Hacienda y el de Economía para examinar con los caficultores la alternativa y oír a los productores.

El Señor Presidente les expuso la necesidad e importancia de crear un fondo de contingencia con cargo a la exportación de café que sería aprovechado cuando vinieran malos tiempos, o bien para el financiamiento propio de la FEDECOOP. Los caficultores adujeron que ahora que había bonanza en los precios tenían que reponerse de los malos precios de otros años, pagar las deudas y mejorar las plantaciones. Finalmente Don Daniel les manifestó que no se crearía el fondo sin oír el sector cafetalero.

Como resultado de este intercambio, se nombró una comisión para que estudiara el problema, integrada por altos funcionarios de Gobierno y dirigentes caficultores.

En el interín se promulgó con algunas modificaciones el Decreto Ejecutivo el 6 de agosto de 1976. Frente a esta realidad, los dirigentes cafetaleros recordaran al Señor Presidente su promesa de no crear el fondo con cargo a la exportación de café, sin haber oído el sector cafetalero. Ante lo cual el Presidente Oduber, oyendo el clamor de los caficultores, en una sorpresiva intervención en la televisión nacional, anunció la derogatoria del Decreto Ejecutivo. Tal gesto le valió el reconocimiento y felicitación de los cafetaleros.

A raíz de este hecho don Daniel expresó que si bien seguía creyendo en la conveniencia y necesidad de crear el fondo especial, tal paso no lo daría sin la anuencia de los productores con quienes lo unía un vínculo muy fuerte.

Lamentablemente en esta publicación no aparece el nombre del autor debido a que el original se traspapeló. Agradeceríamos al autor nos contactara para poder incluir su nombre en la próxima publicación.

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