Política y transparencia

Roberto Castro Ch.

Roberto Castro Ch.

Transparencia en política debe ser entendida como el buen manejo político y social, de tal manera que la información fluya ampliamente, que los ciudadanos electores estén convencidos de que el político realiza sus acciones de frente al pueblo, sin que medien tapujos o triquiñuelas para encubrir los actos. Este acto genera confianza y credibilidad, razón suficiente para que los electores estén dispuestos a votar por ese partido.

Aparentemente el término transparencia en la práctica política, genera temor y es obviado por algunos practicantes, dado que eventualmente se contrapone a normas y mecanismos que usualmente utilizan en ciertos círculos como moneda de curso. La transparencia obliga a incluir no solo la honesta y visible disciplina, sino que induce a usar otros buenos hábitos como la ética, la moral y hasta usar la evidente legalidad. La transparencia en política implica jugar con los naipes sobre la mesa, es lo contrario a esconder la basura bajo la alfombra. El tema tiene mucho que ver con la costumbre de predicar sobre un tema y a la hora llegada, hacer lo contrario. El tema lo sintetizó muy bien don Pepe cuando decía que “el que no vive como piensa termina pensando cómo vive”. En nuestro medio el tema es muy frecuente pues todos queremos que nos reconozcan como demócratas, pero queremos realizar ciertas actividades políticas utilizando recursos contrarios a las verdaderas prácticas democráticas, actos que quieren realizar sin que el electorado se percate, por eso prefieren encubrir esas costumbres.

En la Constituyente de 1949 un compañero de luchas democráticas, don Rodrigo Facio y su grupo, logró concretar un concepto constitucional, que hoy sigue siendo orgullo de los que creemos en la democracia y que se encuentra plasmado en el artículo 95 de nuestra Constitución, donde se puede leer: Garantías efectivas de libertad orden y pureza electoral, facilidad para que los ciudadanos puedan emitir su voto, garantías de representación para las minorías, garantías de pluralismo político, garantía para la designación y candidatos de los partidos políticos, según los principios democráticos y sin discriminación por género. También dentro del mismo contexto el artículo 98 constitucional otorga a los ciudadanos el derecho de agruparse en partidos políticos que se comprometan a respetar el orden constitucional de la República. Su creación y el ejercicio de su actividad, insiste, serán libres dentro del respeto a la Constitución y la ley. Además reafirma: “Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.
En concordancia con las disposiciones constitucionales antes citadas, el artículo 52 del Código Electoral expresamente señala en su inciso e) “La formal promesa de respetar el orden constitucional de la República”. De igual manera el Código Electoral reafirma las ideas constitucionales, pero a pesar de ello y de ser don Rodrigo un pensador y luchador hermano ideológico de nuestro Partido, el Estatuto que nos rige legalmente, establece en forma contraria y evidente los planteamientos constitucionales y legales.

Los liberacionistas debemos luchar para que la transparencia política sea el estandarte de lucha de nuestro Partido, que los tentáculos de la corrupción sean invalidados por nuestro esfuerzo y que la sociedad costarricense vea en nuestros líderes, verdaderos luchadores por conservar la democracia y erradicar las costumbres que el electorado rechaza como lo es la corrupción.

Abrazo cordial.

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