Ideología y praxis

Roberto Castro Ch.

Roberto Castro Chaves

Un partido político sin ideología no es partido, pues no tiene razón de ser dado que la ideología es la aguja que marca el rumbo en la brújula, es el derrotero que nos conduce a un destino previamente escogido. Los liberacionistas sabemos cuáles son los objetivos que buscamos pues al igual que nuestra consciencia es parte nuestra y no podemos permitir que nos la arrebaten.

El partido político existe cuando un grupo de electores, que tienen intereses comunes se unen para luchar por esos objetivos similares. Estos electores para mantener esa línea de pensamiento y acción, tienen que continuar identificados con su organización para poder hacer realidad los ideales que le dan esa orientación.

Su partido no puede ser una organización distinta a sus propios intereses, de tal manera que el partido no puede ser distinto a los miembros que la conforman, porque orgánicamente él es parte del mismo y en el momento en que los que dirigen al partido, actúan de manera diferente de sus miembros, están actuando en contra de los que lo conforman.

Esta es la lucha que se ha venido desarrollando en el PLN desde finales del siglo anterior, la dirección del Partido ha tratado de imponerle a sus miembros, sus propios intereses olvidándose de los intereses de sus miembros, de tal manera que ha venido produciendo u efecto destructivo que perjudica directamente la organización, pues sin miembros no existe partido.

Los planteamientos de don José María Figueres nos vuelven a la realidad, queremos volver al Partido que fuimos, queremos retomar los principios ideológicos que por razones ajenas a nuestra razón de ser, han sido malinterpretados y hasta tergiversados. Los principios éticos que primaban en el pasado, fueron replegados para imponer mecanismos que defendieran los intereses de algunos en detrimento de la gran mayoría. Los principios democráticos fueron tergiversados y acomodaticiamente fueron ocupados por otros que privilegiaron a los grupos que temporalmente controlaron el Partido.

Queremos que los liberacionistas vuelvan a su redil y que los que no fueron se sientan tentados por ser parte de una organización, que defiende los intereses de las mayorías, volvemos a tener ilusión de hablar de ideología y sabemos a qué se refiere, aunque no sepamos definirla técnicamente, volvamos a tener valores éticos y practicarlos, volvamos a tener una organización política democrática, pero no de habladas, volvamos orgullosamente a ser liberacionistas, que defendemos los valores costarricenses del buen vivir. Ese es el Partido Liberación Nacional en el que la ideología y la práctica sean una realidad, en que la ética sea nuestro refugio, y nuestra democracia deje de ser un discurso y convertirse en realidad en toda su organización.

Estamos felices y sólo deseamos trabajar para el proyecto.

Abrazo cordial

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